Una mujer de casi setenta años que pidió la eutanasia en su hospital de referencia de Madrid se ha suicidado después de no obtener ningún tipo de respuesta. Padecía una enfermedad grave incurable desde hacía 14 años, en concreto una patología crónica osteomuscular agravada por su intolerancia a los opioides y más recientemente un cáncer de vejiga "invasivo y de alto grado".
La paciente solicitó ayuda para morir el 7 de julio a su médica del Hospital Gómez Ulla de Madrid. En un primer momento le respondió que tendría dicha ayuda, pero dos días después le indicó que se había declarado objetora de conciencia, por lo que un segundo médico tendría que analizar su caso.
La mujer señaló que dicho segundo doctor nunca apareció. Un portavoz de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid señala al diario El País que "fue valorada por otro médico del hospital, quien consideró que no cumplía los criterios".
El doctor Fernando Marín, asesor de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) insistió en que no fue evaluada por el segundo médico y dijo que había presentado una queja en septiembre ante la Dirección General de Humanización y Atención al Paciente de la Comunidad de Madrid.
Sin respuesta
Una semana después de haber solicitado la eutanasia a su doctora, la propia paciente se quejó al hospital de que no había obtenido ninguna respuesta. "Una semana después todavía no tengo ninguna respuesta, lo cual es claramente irregular. El médico responsable puede denegar mi solicitud siempre por escrito y de manera motivada en un plazo de 10 días".
Y en su queja añadía: "Independientemente de que se haya nombrado o no la Comisión de Garantía y Evacuación, que depende de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, el hospital Gómez Ulla tiene la obligación de tramitar sin más demora mi solicitud. Les hago saber que mi voluntad clara, firme, reiterada e inequívoca de morir en el hospital se debe al sufrimiento constante e intolerable que padezco, por lo que les ruego encarecidamente que respeten mi derecho a decidir hasta cuándo debo soportar tanto dolor físico y psíquico", recoge el diario El País.
El mismo periódico habló con la mujer a principios de septiembre, donde reconoció que no podía esperar a la aprobación de la ley de eutanasia y que planteaba otras vías: "Tengo alternativas. No son agradables, pero las hay. Pero psicológicamente es muy violento. Es violento pensar: 'Me estoy suicidando'. Yo no quiero eso. No quiero suicidarme. Solo quiero que me ayuden a dejar de sufrir. Nada más. Para mí es inconcebible que haya una ley y que no se pueda aplicar".
La eutanasia está reconocida como derecho en España desde el pasado 25 de junio, con la oposici-on de los sectores más conservadores. PP y VOX, junto a UPN, votaron en contra de la ley y han presentado sendos recursos de inconstitucionalidad. Ambos defienden una supuesta conciliación del derecho a la vida recogido en la Constitución.El tribunal ha admitido a trámite el presentado por la formación de extrema derecha, pero ha rechazado paralizar la norma cautelarmente.
Además, los hospitales católicos han suscrito una declaración para apelar a la objeción a la norma sin citarla, mientras que la Conferencia Episcopal ha reclamado que sus centros sean "libres de eutanasia", pese a que la ley ya detalla que la objeción es un derecho "individual".