Mentir en el currículum es ya una práctica casi generalizada. No revelar la edad real, quitarse algún kilo o añadir un par de centímetros más a los que no están contentos con su estatura también es algo habitual en la sociedad.
Pero Rachel Dolezal fue más allá. Aprovechándose del bronceado de su piel y de su peinado afro, la activista de los derechos civiles se inventó una nueva identidad. Al parecer, la mujer, que lidera la Asociación Nacional para el Avance de Gente de Color (NAACP), lleva años fingiendo ser Sudafricana.
Sus padres, que no tienen relación con Dolezal, se enteraron a través de la prensa de que su hija decía ser negra. La protagonista de la historia nació en Troy (Montana) hace 37 años en el seno de una típica familia caucásica de Estados Unidos. Un buen día, después de que sus padres adoptaran varios niños afroamericanos, Dolezal decidió hacerse pasar por afroamericana y vivió de esa guisa durante una década.
Sus padres se han visto obligados a desenmascarar a su hija de raza blanca después de diversas declaraciones donde incluso llegó a insinuar abusos dentro de la familia. Lawrence y Ruthanne Dolezal, los progenitores, contaron que su hija es una mujer caucásica con ascendencia checa y alemana. Su madre declaró a la prensa local que la joven había querido ser alguien que no era en realidad. "Simplemente no es verdad", dijo.
Además de hacer público el certificado de nacimiento, los padres de Dolezal también han difundido fotos de la infancia de su hija donde se ve claramente a una niña que poco tiene que ver con los rasgos de una afroamericana.
Una vida relacionada con los afroamericanos
Rachel Dolezal, además de dirigente del NAACP en Spokane, también es profesora de Estudios Afroamericanos en la Universidad del Este de Whashington y hace las labores de defensora del ciudadano en una comisión de la policía en su ciudad. Para solicitar este último puesto Dolezal se definió como blanca, negra e indígena estadounidense.
La NAACP, por su parte, emitó un comunicado de apoyo a Dolezal en el que indicó que la identidad racial no es un condicionante por el que se acceda o se rechace a un miembro de su organización.