Desde que Michele Köbke, una joven de 30 años de Berlín (Alemania), conoció al amor de su vida en marzo de 2014, no ha podido parar de pensar en él. Se cruzaron por primera vez en el aeropuerto de Berlín-Tegel, donde nuestra protagonista se fijo por primera ver en sus grandes alas y chapa metálica. Y es que su amante es nada más y nada menos que un avión Boeing 737-800.
Cinco años tuvieron que pasar hasta que la barrera de los cristales del aeropuerto se rompió para que la mujer pudiera sentarse en las alas del avión y besarlo. El día del primer encuentro físico se produjo en septiembre de 2019: "Cuando estuve con él, disfrutamos de nuestro tiempo juntos, nos besamos y le acaricié, fue el momento más bonito de mi vida", afirmó Köbke para The Sun tras el acontecimiento. Además, la alemana dice que planea mudarse dentro del avión algún día para cumplir su sueño: vivir con 'Schatz' (como le ha apodado y que significa 'cariño').
Boda el 18 de marzo
Michele Köbke, como una enamorada común, planea casarse con el Boeing: "Planeo casarme con 'Schatz' y pasar toda la noche con él. No me gustaría ponerme un vestido blanco, sino unos elegantes pantalones negros y una chaqueta". La boda está planeada para el 18 de marzo de 2020 y aunque los amigos de la joven han aceptado su relación, la familia de Michele Köbke no está interesada en conocer a 'Schatz'.
Como solo se han encontrado en dos ocasiones y no puede estar con un avión de 40 toneladas en casa, duerme con alguno de sus materiales o abrazada a una maqueta del propio Boeing. Este sentimiento por el avión se conoce como 'objetofilia', y consiste en la atracción sexual o sentimental por un objeto inanimado. Sin embargo, la joven defiende que no ve su relación diferente a la que se mantiene entre humanos: "Es como una relación normal, tenemos nuestras noches juntos y cuando nos acostamos, nos acurrucamos y nos dormimos juntos".
Otros conocidos casos de 'objetofilia' son el hombre japonés que pagó 15.000 euros para casarse con nada más y nada menos que un holograma de Hatsune Miku. Otro sonado caso fue el de Felicity Kadlec, una joven que contrajo matrimonio con una muñeca diabólica de la que llevaba enamorada desde los 16. De momento estos antecesores siguen felices con sus respectivas parejas. Desde luego no hay discusiones de pareja.