Erika LaBrie es una mujer objetófila. Este término se utiliza para describir a aquellas personas que sienten una atracción romántica hacia objetos inertes o inanimados. Las personas objetófilas pueden sentir conexiones emocionales profundas con objetos, muchas veces similares a las que se siente en una relación humana. Estos sentimientos pueden llegar con objetos de todo tipo, como automóviles, muebles, edificios o monumentos.
Dicha atracción se puede manifestar de multitud de formas. Algunas personas pueden sentir que los objetos tienen personalidades o características únicas, e incluso pueden a desarrollar relaciones con ellos. Pueden experimentar emociones intensas y sentir que han creado una conexión especial.
En otras ocasiones, dicho interés puede ser aun más restringido, puesto que la persona limita sus relaciones tan solo a objetos. En estas ocasiones, pueden incluso registrarse casos de personas que desarrollan relaciones progresivas con diversos objetos, incluyendo rupturas sentimentales.
El caso de Erika LaBrie
Erika LaBrie saltó a la palestra por su particular romance con la Torre Eiffel de París, que generó gran repercusión en los medios por la particularidad de su caso. La relación, sin embargo, se complicó con el paso de los años, puesto que cuando se hizo pública, los empleados de seguridad restringieron la entrada a la torre a la mujer.
Esto provocó una gran conmoción en Erika LaBrie, que le llevó a romper su relación con el emblemático monumento de la capital francesa y cambiar a su 'pareja' por una torre de Alemania. "Ellos piensan que no puedo desarrollar relaciones con personas y que prefiero objetos porque es algo que puedo controlar. Pero, yo no tenía control en mi relación con la Torre Eiffel. Si esto fuera solo sobre control, amaría a mi tostador", argumentaba en una entrevista con los medios locales.
En todo caso, Erika LaBrie ha vuelto a iniciar una aventura, puesto que ya tiene una nueva relación con otro objeto. Por este motivo, se ha visto obligada a divorciarse y, a sus 50 años, ha encontrado su nuevo amor dentro de un jardín público de Montreal (Canadá). Se trata de una valla pintada de color rojo. Además, asegura que en el pasado cuenta con otras relaciones a sus espaldas, como aviones de combate, una guillotina e incluso una grúa.
Una estación de tren con la que tiene "sexo mental"
El caso de Erika LaBrie ha alcanzado gran proyección mediática, pero no es único. En 2017 fue noticia Carol, una mujer estadounidense de 45 años que contrajo matrimonio con una estación de tren. "Estoy casada con la estación de Santa Fe (California). Se llama Daidra. No empezamos una relación hasta 2011 pero he estado enamorada de esta estación desde que era una niña pequeña. Cuando nos casamos, me planté ahí y le dije que la tomaba con mi compañera. Fue el día más feliz de nuestras vidas", expresaba entonces en declaraciones a The Mirror.
La relación que mantenía con dicha estación era muy cariñosa, pero Carol siempre respetó a su cónyuge: "Hay un espacio privado donde se encuentran dos muros. Allí la toco y lo hago apoyándome contra ella con la ropa puesta. Cuando la toco, siento que me abraza y me besa. No tengo sexo físico en público con ella, quiero ser respetuosa".
"No lo haría con un humano en público, así que tapoco lo hago en este caso. Tengo sexo con Daidra en mi mente cuando estoy ahí parada. Me gusta especialmente cuando oigo los motores de los trenes ponerse en marcha... Me pone cachonda", continuaba Carol hablando sobre su relación con una estación de tren.
Una historia similar ha vivido Felicity Kadlec, que contrajo matrimonio en 2019 con una muñeca diabólica zombie con la que había establecido una relación. Le regalaron la muñeca con 13 años y desde los 16 llevaba perdidamente enamorada de ella.
Yuri Tolochko también expresó públicamente su relación con Margo, una muñeca sexual de silicona, en diciembre de 2020. Ambos se casaron después de haberse comprometido durante un año.
Y en la lista de relaciones también se encuentra la historia de Michele Kobke, que confesó en julio de 2020 su relación con un Boeing 737-800, con quien finalmente contrajo también matrimonio.