La joven de 24 años Jamie Leigh Twidale, residente en County Durham, al norte de Inglaterra, estaba bañando a sus hijos pequeños cuando sufrió un ataque epiléptico que le provocó la muerte. Los niños, de tan solo tres y cuatro años, pensaban que su madre estaba durmiendo, según informa Daily Mail.
Al día siguiente, el colegio llamó a casa de Jamie para saber por qué los niños no habían acudido al colegio, pero no obtuvieron respuesta. Llamaron a la madre de Jamie y abuela de los pequeños, Elisabeth, que fue a comprobar qué había pasado. Cuando llegó a casa de su hija, descubrió su cadáver sobre la bañera y a los niños en su habitación, sin tener ni idea de qué había pasado. Según Elisabeth, "parece que ella los bañó el domingo por la noche y estaba vaciando la bañera cuando le dio un ataque; por eso los niños no llevaban ropa puesta".
Jamie sufría de epilepsia desde los nueve años, aunque a los dieciséis años los ataques se volvieron mucho más violentos, provocándole heridas y moratones por los golpes que se daba. Tenía hasta un ataque epiléptico por semana.
Los niños quedarán a cargo de su abuela Elisabeth, que afirma que no supondrá un problema ya que ya cuidaba de ellos dos días a la semana. Sin embargo, dice que lo que más echará de menos será ver a su hija todos los días, puesto que vivían a escasos minutos a pie la una de la otra.
Otro caso de una niña que no supo que sus padres habían muerto
Hace poco conocimos la noticia de una niña estadounidense de siete años que no quería volver a casa del colegio porque sus padres llevaban dos días sin moverse. En este caso, fue la policía quien encontró los cadáveres de los dos adultos, con signos de haber consumido estupefacientes y haber muerto por una sobredosis.
Como en el caso de Jamie, la hija de los fallecidos no supo reconocer que sus progenitores habían muerto y pensó que simplemente estaban durmiendo. Sus tres hermanos, todos ellos menores que la niña, tampoco sabían que se encontraban ante la situación extrema de perder a un progenitor.