La joven Lavinia Woodward puede estar de enhorabuena. Ha conseguido librarse de la cárcel después de haber estado a punto de matar a su marido.
Al parecer, la joven de 24 años contaba con una carrera prometedora: estaba terminando sus estudios para convertirse en cirujana cardiaca y había llegado a escribir varios artículos médicos en importantes revistas especializadas.
Sin embargo, contaba con un problema que no todos conocían: abusaba de las drogas. Su novio, que era el único que conocía el problema, decidió alertar a la madre de la joven tras ver cómo ella estaba entrando en riesgo de tirar toda su carrera por la borda.
Cuando ella se enter´o de lo que su novio había hecho, estalló. Tras consumir grandes dosis de estupefacientes, la joven decidió apuñalarle en la pierna, golpearle en la cabeza con un bote de mermelada, pegarle un puñetazo y arrojarle el ordenador portátil.
Es decir, el novio de Lavinia había hecho un gesto para salvarla del infierno en el que se estaba metiendo, y ella decidió hacérselo pagar con violencia y acabando en el hospital.
Tras todo lo sucedido, la relación se rompió y él decidió denunciarla. En la corte, relató el terrible momento que ella le hizo soportar, algo que ella reconoció en todo momento.
Lo que podría haber supuesto una condena ejemplar que hubiera ayudado a la joven a dejar las drogas y a replantearse su conducta (este tipo de agresiones suelen ser castigadas con penas de prisión), terminó por derivar en un leve castigo.
El juez Ian Pringle consideró que cuatro meses eran suficientes, con lo que evitará la cárcel por la levedad de la pena. ¿La razón? "Me parece que si se trata de un hecho aislado, algo de una sola vez, podemos hacer una excepción para evitar que esta extraordinaria joven deje de lado su profesión".
Tal cual. El abogado aprovechó las palabras del magistrado para continuar con el alegato: consideraba que la entrada en la cárcel haría que sus aspiraciones de convertirse en cirujana serían "casi imposibles de cumplir".
Además, justificó la agresión a su actual pareja porque la joven había mantenido una relación anterior con otra persona que "abusaba de ella" y que su "vida turbulenta" hacía comprensible que ahora actuase así con la persona que había intentado apartarla de las drogas.
Sin embargo, el juez se implicó especialmente en ayudar a la joven y, a la vez que se encargó de no enturbiar su carrera, también decidió obligarla a asistir a una terapia de rehabilitación. La sentencia final llegará el próximo 25 de septiembre, pero todo apunta a que se cumplirán los deseos del juez.
