Una historia así bien daría para un culebrón de sobremesa de domingo en Antena 3. Sin embargo, esta vez la realidad supera la ficción. El sueño de una joven mexicana de 22 años de empezar una nueva vida se tornó en pesadilla después de que un coyote -traficante de personas en la frontera- la vendera a una mujer que la esclavizó durante dos años.
Todo comenzó en la ciudad de Jacksonville, donde, según recoge People, Esthela Clarke, de 47 años, contactó con unos coyotes para que le consiguieran una joven con el fin de usarla como vientre de alquiler. Así, la mujer pagó 3.000 dólares por la víctima, traída desde México y cuya identidad no ha trascendido.
La joven llegó en 2012 para convertirse en el vientre de Clark, quien prometió pagarle 4.000 dólares. Lo que comenzó como un acuerdo entre las partes, pronto se transformó en una película de terror cuando le prohibieron salir del apartamento de la mujer, quien le decía que era muy peligroso "y que seguramente la iban a matar".
Para mantenerla recluida, Esthela Clark amenazaba a su víctima asegurándole que ella sabía leer las cartas del tarot, advirtiéndole que si se escapaba, podría enterarse de su paradero a través de dicho medio.
Obligada a tener sexo con desconocidos
En estas condiciones, la mujer comenzó a inyectarle semen a su víctima extraído de los condones que usaba con su pareja. Según los atestados policiales, la acusada mantenía relaciones sexuales con su novio con preservativo, de donde sacaba la secreción con el fin de embarazar a la joven mexicana.
Según ha relatado la víctima, las inyecciones de semen se repetían cuatro veces al día durante nueve meses. Si esto fuera poco, durante este tiempo también sufrió todo tipo de maltrato tanto físico como psicológico llegando incluso a dejar de darle de comer ya que consideraba que su exceso de peso era lo que le impedía quedarse embarazada. Como consecuencia, perdió más de 29 kilos. El calvario de la joven no se quedó ahí, pues también fue obligada a tener sexo con dos extraños así como a trabajar reteniendo su captora los ingresos.
Finalmente, conocidos de la víctima denunciaron a las autoridades, por lo que la mujer fue acusada en 2015 bajo los cargos de tráfico de humanos, albergar a inmigrantes ilegales, tráfico sexual, labor forzada y apoyo al tráfico de esclavos. El pasado lunes 27 de enero por fin se celebró el juicio en el que la acusada se declaró culpable, por lo que se enfrenta hasta a 20 años de prisión.