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Una mujer dona un riñón para salvar a su jefa y esta la despide del trabajo

Debbie Stevens, una estadounidense que trabajaba en una tienda de alquiler de coches, ayudó a su jefa donando su riñón en 2012. Cuando se reincorporó al trabajo vivió semanas de acoso hasta que fue despedida.

Ocurrió en Estados Unidos en 2012 pero se trata de una noticia cíclica que se recupera cada pocos meses debido a la incredulidad de los hechos. Debbie Stevens, una mujer que ahora tiene 51 años, quiso ayudar a su jefa Jacqueline Brucia, de 65 años en la actualidad, donándole su riñón para salvarla.

Ambas trabajaron juntas en una compañía de alquiler de coches en diversas ocasiones desde que Stevens fuera contratada en 2009. Un año y unos meses más tarde, Stevens se enteró de que su jefa necesitaba un transplante de riñón y se ofreció voluntaria. "Lo hice porque soy así. No quería que muriera", declaró.

Tras varias pruebas, los médicos dijeron a Stevens que su riñón no era compatible con Brucia por lo que decidió donarle el órgano a un completo desconocido en Missouri para que su jefa pudiera subir puestos en la lista de espera del hospital. Por desgracia, los médicos no solo le extirparon el riñón a Stevens sino que también le provocaron problemas en el sistema digestivo por lo que tuvo que reincorporarse un mes más tarde de lo planeado.

Debbie Stevens tras la operación
"Debbie Stevens tras la operación"

La noticia, recuperada en los últimos días por varios comentarios en el vídeo de la noticia en Youtube, no acaba ahí. Al contrario de lo que cuentan muchos medios, la trabajadora volvió a su puesto de trabajo pero una vez allí el trato de su jefa cambió radicalmente. Según Stevens, Brucia le gritaba, le obligaba a levantar más peso del indicado por los médicos, le traspasó a otra sede a 80 kilómetros de su casa en un barrio peligroso, etcétera.

"La situación se volvió tan insostenible que a veces me ponía a llorar", dijo a la cadena norteamericana ABC. Tras ser despedida a las semanas, la mujer decidió demandar a su jefa y a la empresa por permitir tales actos. La empresa negó cualquier acusación y denunció que la trabajadora fue despedida legalmente por razones de productividad. "Me siento avergonzada" dijo Debbie Stevens.

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