Barbara Murphy no ha perdido el sentido del humor y eso que, según el gobierno de EEUU, lleva muerta desde julio de 2014. La mujer, de 64 años, lleva varias semanas intentando demostrar desesperadamente que está realmente viva a pesar de que, puesto que de cara a la Administración no lo está, ni siquiera puede realizar operaciones tan sencillas como solicitar un número para ser atendida y solucionar el problema.
Barbara, residente de Roy (Utah), salió junto a su marido y su nieta a cenar un viernes por la noche cuando su tarjeta de crédito fue rechazada a la hora de pagar, según informa el medio local KSL. Fue precisamente la nieta, que trabaja en un banco, quien llamó a la entidad para preguntar por el rechazo de dicha tarjeta. No se imaginaba que desde el banco le darían la escalofriante noticia de que la cuenta de su abuela había sido cancelada debido a una notificación de muerte recibida por la Seguridad Social estadounidense.
El banco volvió a activar su cuenta y le pidió que contactase con la Administración pública, ya que el error "podría ser muy serio". Desde entonces Barbara y su familia han intentado por todos los medios subsanar el error burocrático, de momento sin éxito. La mujer ni siquiera pudo solicitar una cita telemática porque su número de Seguridad Social ya no era válido, por lo que tuvo que esperar su turno pacientemente. "¿Podríais tomarme el pulso para que veáis que estoy viva?", les dijo a los funcionarios cuando la atendieron finalmente.
Y es que, afortunadamente, Barbara no ha perdido el sentido del humor en todo este proceso. De hecho, el citado medio cuenta que a menudo contesta el teléfono con un "al habla la muerta viviente" o describe su hogar como "la casa de la muerta viviente", mientras que comenta lo bien que se siente "teniendo en cuenta mi condición". "Es lo único que me ayuda a aguantar todo esto", explica, "no sé qué hacer sino es reírme".
El problema: EEUU reclama el dinero de sus servicios básicos
"Me habéis provocado un ataque al corazón", dijo también a los funcionarios que la atendieron. Desde luego, si realmente se lo provocaron Barbara continúa viva y reclamando sus derechos. Y es que estar muerta oficialmente es en realidad un gran problema: el Gobierno reclama a los médicos y servicios básicos el dinero que la mujer ha pagado desde la fecha en que 'falleció', algo que también afecta a su marido porque comparten cuenta de la Seguridad Social.
Barbara ya ha avisado en su centro de salud que no devuelvan el dinero que ha pagado los últimos dos años. "Quizás nunca sepamos qué ha pasado", explica Cindy Malone, portavoz regional de la Seguridad Social, mientras que la protagonista de este incidente desea no estar siendo víctima de un fraude o estafa. Lo cierto es que no es algo aislado, ya que entre 2012 y 2013 hubo un total de 8.200 muertes que fueron invalidadas en EEUU.
Por el momento, la burocracia está haciendo todo lo posible para solucionar el problema de Barbara, mientras ella pone todos sus esfuerzos en seguir sonriendo y no perder la energía para hacerle frente.