La Guardia Civil se personó en una vivienda de la localidad de Cuarte de Huerva, Zaragoza, tras la llamada de un hombre que quería denunciar a su pareja sentimental por haberlo golpeado. La mujer, de unos 40 años, se encaró con los agentes que allí se desplazaron, lo que terminó con ella esposada.
La mujer, durante su detención, gritó a los agentes asegurando que padecía coronavirus e instantes después les escupió. La Guardia Civil decidió entonces trasladarla al cuartel de la Guardia Civil de Casetas, donde volvió a escupir a otros guardia civiles que allí custodiaban, según publica Heraldo de Aragón.
Los agentes, ante la sospecha de que la mujer realmente tuviera el Covid-19, decidieron someterla a las pruebas del coronavirus. Poco después recibieron la respuesta: positivo.
Protocolo de prevención
Ante el riesgo de que los agentes hayan resultado contagiados, se les indicó el protocolo de prevención a seguir. Se aparta del servicio a los guardias civiles que han mantenido ese contacto de alto riesgo para que mantengan una cuarentena de dos semanas, siete agentes en total. Todos estarán monitorizados para ver si presentan o no síntomas de la infección por Covid-19.
Por último, la mujer ha sido imputada por los presuntos delitos de violencia doméstica y lesiones a agentes de la Guardia Civil. Al abogado de oficio también se le aplicó el mismo protocolo de prevención que a los agentes por haber estado en contacto con ella.