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La joven enamorada de su muñeca diabólica finalmente se casa con ella

Felicity Kadlec, una mujer estadounidense, se casa con su muñeca zombie para sellar su amor eterno.

Afirman o dicen que el amor no entiende barreras. Que es capaz de superarlas todas y cada una de ellas. "Love is love...". como versa la popular expresión. Pero, sin duda, el ejemplo lo encontramos en la historia de Felicity Kadlec. Porque esta mujer estadounidense deja claro que los sentimientos son únicos y especiales. Además, da color a la expresión: sobre gustos no hay nada escrito.

La pareja no duda en mostrar su amor en público
"La pareja no duda en mostrar su amor en público"

Nuestra querida protagonista ha cumplido los sueños de cualquier enamorada: casarse con su pareja de toda la vida. Hasta aquí todo normal. Sin embargo, lo peculiar comienza cuando sepáis que ese amor platónico es una muñeca zombie que le regalaron cuando solo tenía 13 añitos; aunque, realmente lleva perdidamente enamorada de ella desde los 16 años.Ya habían anunciado sus planes de boda y finalmente se han hecho realidad. De hecho, no duda en publicarlo en su perfil de Facebook, que puede consultarse aquí.

Ella y su muñeca: felices para siempre

Felicity y su muñeca zombie
"Felicity y su muñeca zombie"

Felicity Kadlec, el nombre de la protagonista, por fin ha encontrado la felicidad que no le han dado los varios novios que ha tenido. Su muñeca zombie ha sido la única que le ha llenado de amor y cariño, y por eso, ha decidido sellar este romance idílico vestida de novia, en el altar y en una ceremonia por todo lo alto delante varios amigos, familia y las otras ocho muñecas de Felicity. La boda se puede comprobar en este vídeo publicado por Mirror. Eso sí, todos miraban con una cara un poco incrédula.

La guinda del pastel para sellar tan maravillosa y peculiar historia de amor entre una muñeca zombie y su dueña fue un tatuaje en el brazo de Felicity. Otro sello que ratifica el amor eterno que procesa por su muñeca y que nadie les volverá a separar: ni humano, ni animal, ni fantasmal. La mujer invirtió unos 440 euros en dos vestidos tanto para ella como para su nueva esposa. La boda salió a la perfección y ambas fueron felices y comieron perdices.

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