Los antojos son totalmente normales en un embarazo. Lo que es menos común es desarrollar un gusto por el papel higiénico, como le ha sucedido a una mujer inglesa de la ciudad de Gainsborough.
Jade Sylvester tiene cinco hijos. Nada extraño le había ocurrido en los embarazos de los cuatro primeros. Sin embargo, todo cambió a los dos meses del embarazo de Jaxon, su quinto retoño. Jade sintió por primera vez deseos compulsivos de empezar a comer papel higiénico, como relata ella misma a la prensa británica: "A los dos meses de embarazo, empecé con el antojo del papel. Todavía no sé por qué".
Cuando el niño nació, la adicción no desapareció, sino que era cada vez más grave, lo que ha llevado a esta madre a la desesperación: "Ahora, hasta intento evitar ir al baño porque sé que si lo hago, me comeré el papel. Cuando no me queda más remedio que ir, me como unas ocho piezas por visita. Algunas veces simplemente me rindo y voy al baño únicamente a coger papel. Al principio solía comer un par de cuadrados al día, pero cada vez como más y más".
Todo ello, para sumar un total de un rollo de papel higiénico al día aproximadamente. A pesar de que Jade desconoce el porqué se decantó por el papel, admite que le encanta "sentir su textura en mi boca, más que el propio sabor. Adoro su sequedad".
Su familia, preocupada
Si la mujer quiere cambiar este hábito no es tanto por ella sino por el daño que causa a los que le rodean: "Mi familia me dice que pare, que no es bueno para mí. Yo lo intento por ellos, pero no puedo hacer nada", admite desolada.
"Intento que no me vean mis hijos, porque siempre que me descubren comiendo papel en algún momento me regañan. Mi hija mayor, cuando me pilla, me dice que lo escupa, que lo tire al váter".
Padece el síndrome de alotriofagia
A pesar de que pueda parecernos algo inverosímil, hay muchos adultos con adicciones a objetos no nutritivos, como es el caso de Jade. Es el síndrome de alotriofagia, conocido comúnmente como síndrome de pica (término en latín que significa urraca, animal conocido por alimentarse en buena medida de sustancias no comestibles).
La alotriofagia es un trastorno alimentario similar a la geofagia (comer arena), bastante usual entre niños pequeños, pero infrecuente a partir de los 24 meses. Puede aparecer, y es ahí donde se incluye el caso de Sylvester, en mujeres embarazadas, debido a una falta acuciante de hierro en su organismo.
No obstante, los especialistas advierten de los peligros de este trastorno, ya que eliminan buena parte de los nutrientes que ingerimos con la comida normal, lo que, a medio plazo, puede acarrear serios problemas de salud.
El remedio más utilizado en la actualidad consiste en asociar la ingesta de estas sustancias con un 'castigo', y reforzar las conductas positivas de alimentación hasta erradicar el problema. Es decir, aplicar el condicionamiento clásico de Pavlov, pero con personas en vez de perros.