El furor de la era del crecimiento que caracterizó las décadas de 1990 y 2000 provocó un aumento vertiginoso de las inversiones... que terminó en cenizas tras el crack del 2008. El más claro persiste en España, con el estallido de la burbuja y el abandono de inversiones millonarias en mitad de solares abandonados.
Sin embargo, el mayor ejemplo de este capitalismo canibal lo encontramos en Estados Unidos y en forma de centro comercial. El afán de las nuevas generaciones por abandonar la periferia, volver al centro de las ciudades y la compra online, ha provocado que el modelo de 'Mall' tan exportado desde el país norteamericano, se vea en un auténtico declive.
La situación es crítica y, al menos por el momento, no tiene vuelta atrás. El mayor ejemplo: la quiebra de Growth Properties, el mayor operador de centros comerciales en los Estados Unidos.
El modelo de 'Mall' creció espectacularmente entre 1956 y 2005. En total, más de 1.500 grandes superficies que entraron en auténtico declive en 2006. Desde entonces no se ha vuelto a proyectar ninguno nuevo. De hecho, el cierre de centros se ha vuelto en la tónica habitual.
Sus imponentes arquitecturas, características de las conocidas como 'catedrales del consumismo', han dejado paso a auténticos zombies que bien podrían representar la muerte de una era. Bienvenidos a Walking Mall:
1 Randall Park Mall y Euclid Square Mall
Como gran parte de los centros comerciales que representan este capitalismo antropófago, el Randall Park Mall fue una gran inversión muy exitosa en sus primeros años. Tanto, que incluso el pueblo en el que se encuentra, North Randall, incluyó dos bolsas en su escudo para representar al centro que ahora se encuentra a la más completa interperie.
Llegó a ser uno de los centros más importantes del país, en pleno boom inmobiliario de los años 70. A ello, contribuyeron las peculiaridades de su dueño, DeBartolo, acostumbrado a acudir a la zona en un helicóptero de lujo.
La campaña de apertura, iniciada en 1976, contó con publicidad en todo el país, invitaciones a cenas fastuosas con todo tipo de periodistas organizadas por los mejores chefs del país. El centro iba a ser una "ciudad dentro de una ciudad", con más de 200 tiendas, tres edificos de apartamentos de 14 plantas, dos edificios de oficinas de 20 pisos y un centro de artes escénicas. La factura: 175 millones de dólares.
Precisamente, un año después abrió otro competidor, Euclid Square Mall. Estaba llamado a recoger todo el comercio local de la zona y a complementarse con el Randall. A día de hoy es un auténtico amasijo de escombros.
Cuando el centro alcanzaba la mayoría de edad, en 1994, todo cambió: su dueño, el extravagante Edward J. DeBartolo, había fallecido. Las tiendas comenzaron a cerrar de manera progresiva, sobre todo, aquellas más interesantes para atraer a los consumidores. Y, a modo de Titanic, el gigante llamado a constituirse como una "ciudad dentro de una ciudad" empezaba a parecerse a una suerte del Berlín posterior a la II Guerra Mundial.
Si esto parecía poco, la historia comenzó a enturbiarse con un incidente. En 2003, un guardia de seguridad sorprendió a un ladrón sustrayendo artículos de una tienda. Su reacción fue la siguiente: le golpeó, levantó y le lanzó contra el suelo de cemento. El hombre falleció en cuanto llegó al hospital.
Para entonces, muchos de los pasillos habían quedado desangelados, las escaleras mecánicas abandonadas, las grietas comenzaban a dejar huella... la gente percibía que había dejado de ser seguro.
Tras varios intentos, finalmente fue completamente clausurado en 2009 por orden del ayuntamiento. La dueña del centro había quebrado con una deuda de 200.000 dólares en impuestos y todo tipo de impagos.
La estructura quedó completamente abandonada. Hay grabaciones del año 2014 publicadas en Youtube que ponen los pelos de punta.
Ante la gravedad del amasijo de hierros abandonado en mitad de un solar, Amazon aprovechó la oportunidad y demolió todo para constuir un nuevo almacén.
2 North Towne Square
Inaugurado en 1980, el North Towne Square contaba con todo tipo de tiendas (tres de ellas muy populares), dos grandes almacenes, restaurantes y un cine. Todo cambió ocho años después, cuando se abrió en las inmediaciones un moderno, amplio y espectacular Mall of Monroe.
El declive fue inmediato: la gente dejó de acudir al centro, las tiendas principales decidieron mudarse y, en 1995, la empresa que había dado vida a este gran complejo se declaró en bancarrota. Solo 15 años de vida.
Desde entonces, el complejo se reestructuró, cambió la zona de restauración por una tienda de descuentos, y vio cómo todo se reducía a 20 tiendas de baja consideración. Tras un cambio de nombre, el centro se abandonó en el año 2007.
Con los techos derruidos y en el estado de abandono más peligroso, el alcalde de la localidad expropió el complejo y lo derribó en 2010. Todo terminó con la construcción de un gimnasio.
3 Woodville mall
Inaugurado en Ohio en 1968, el Woodville Mall llegaba en 1969 como la gran novedad del entorno de la ciudad estadounidense de Toledo: era el único centro comercial cerrado al exterior y se erigió como un éxito.
El problema, como en prácticamente todos estos casos, llegó con la apertura del Franklin Park Mall en las cercanías y tan solo tres años después, lo que iba a ser un rotundo éxito, terminó en un auténtico y trágico fracaso.
En 1994 empezaron a desaparecer las tiendas importantes, lo que se acrecentó con la llegada del nuevo siglo: en 2006, tan solo un 30% de los locales seguía en funcionamiento.
Los propietarios pensaron en demoler parte de las instalaciones, pero finalmente consiguieron vender este zombie al inversor Mike Kohan en 2009. Su decisión no fue especialmente acertada: para entonces, la estructura era un amasijo de hierros con goteras, grandes problemas arquitectónicos y moho en las paredes. Un juez decidió decretar el cierre permanente en 2011 por evidentes razones de seguridad.
Algunas de las instalaciones adyacentes permanecieron en funcionamiento hasta 2014. Desde entonces, todo este símbolo de la decadencia ha quedado abandonado a su propia suerte.
4 Rolling Acres Mall
El vídeo que se encuentra sobre estas líneas genera auténticos escalofrios. El deterioro ha sido fulminante durante los últimos años, hasta que finalmente todo el complejo ha sido abandonado a su suerte y totalmente saqueado.
El Rolling Acres Mall fue inaugurado en 1975 y rápidamente se constituyó como un auténtico éxito. Todas las firmas importantes como JCPenney o Sears no dudaron en instalarse en unas instalaciones con una decoración muy adecuada a la moda de la época.
El éxito fue tan grande que, tres años después de su apertura, sus dueños se vieron obligados a ampliar y construir nuevas zonas entre las que se encontraba un área exclusiva de restaurantes, además de más tiendas y unos nuevos grandes almacenes.
En la década de los 80 terminó por consolidarse y pasó a constituirse como uno de los 'centros comerciales premium', es decir, aquel en el que las firmas 'hacen cola' por instalarse.
Pero todo cambió de manera fulminante en los años 90. La llegada de algunas novedades que sí se incluían en el nuevo centro construido en sus inmediaciones (Summit Mall, concretamente), provocaron poco a poco la fuga de los visitantes, que derivó en el progresivo cierre de comercios.
El problema alcanzaba tales proporciones que el Ayuntamiento se vio obligado en 1996 a convencer a JCPenney para que no abandonase el lugar, por el peligro de que el complejo fuera saqueado y okupado. Por ello, terminaron reconvirtiéndose en un centro outlet. De nada sirvió.
Así permaneció hasta el año 2011, con varias tiendas abiertas en mitad de goteras y baldosas rotas. Hasta que JCPenney se fue definitivamente y el 100% de los locales terminaron completamente vacíos. Comenzó una era de impagos que, finalmente, terminaron con todo a expensas de las inclemencias. Tras el cierre y varios saqueos, el estado y decadencia del centro pone los pelos de punta.
5 Hollywood Fashion Center
El nombre y las fotografías podrían ser el mejor exponente de la ácida ironía, pero nos encontramos ante la más auténtica realidad. El Hollywood Fashion Center estaba llamado a convertirse en todo un centro de referencia caracterizado por el glamour y la ostentación que se encontraba a su alrededor.
Abierto en 1972, contaba con grandes e importantes tiendas como JCPenney, unos grandes almacenes al estilo de El Corte Inglés, que, junto con otras tiendas muy demandadas, sirvieron para atraer a un gran número de visitantes.
Los días de rosas, sin embargo, terminaron dos décadas después. El culpable: Pembroke Lakes Mall, un centro comercial abierto en sus inmediaciones, más grande y más atractivo. Las tiendas más importantes comenzaron a mudarse y, finalmente, el centro se cerró en 1993.
Después albergó un mercado de abastos y un supermercado. Todo fracasó. Demolido en el año 2014, finalmente fue el origen de un nuevo supermercado Wal Mart. El mejor ejemplo de este capitalismo caníbal.
España no es una excepción
El caso de Estados Unidos es el más llamativo, aunque España no es una excepción. A pesar de que la crisis del mall de gran parte de occidente no llega a nuestro país, que registra nuevas aperturas, quizás, por la (aún) insuficiente implantación del comercio electrónico.
Otra de las diferencias con Estados Unidos, es que la mayoría de centros abandonados no han quedado a la interperie. Sus dueños han financiado su mantenimiento a la espera de que el final de la crisis económica permitiese vender los complejos a un precio mínimamente aceptable.
La Comunidad de Madrid ha sido la región con mayor superficie comercial y, por tanto, la que cuenta con mayores abandonados. Dos estas instalaciones ya se han reinventando y han reabierto o esperan fecha de inicio. Se trata del antiguo Opción en Alcorcón, reconvertido en un centro de ocio y deporte. Y el antiguo Avenida M40, que duró cinco años y que fue vendido a una compañía venezolana en 2013 para reconvertirse en un outlet. Se vendió por una mínima parte del precio de construcción.
El último de estos centros que se encuentra en plena agonía es el Alcalá Norte. Situado en pleno corazón de Ciudad Lineal, en la madrileña Calle Alcalá, se encuentra en un lugar privilegiado. Una zona llena de viviendas y un intercambiador en la puerta.
La situación, sin embargo, es ruinosa. Constituido como una cooperativa de pequeños negocios, la mala gestión y la excesiva fragmentación (con tiendas muy pequeñas), ha espantado a las grandes marcas. A diferencia del resto de construcciones de este tipo, el exterior se encuentra lleno de vida y ruido; mientras que el interior es un lugar vacío, con persianas bajadas e instalaciones con evidente deterioro.
Es el mejor ejemplo del capitalismo antropófago. El grande se come al pequeño y una mala decisión puede terminar con toda una inversión en la basura. El abandono de estos centros evidencia el final de la era dorada y la forma en la que ha afectado la escasez de la crisis: los usuarios han comenzado a realizar compras online y, sobre todo, con menor impulsividad.