El Papa Francisco ha muerto a los 88 años. Su fallecimiento inicia un nuevo proceso de cónclave que tendrá como objetivo la elección de un nuevo Papa. Se inician de este modo todos los procesos internos en la Iglesia católica para designar un nuevo líder de la religión.
En el Cónclave para elegir a un nuevo Papa solo podrán votar los cardenales menores de 80 años, que se reunirán en la Capilla Sixtina para votar en secreto. El candidato que gane deberá obtener al menos dos tercios de los votos de los cardenales presentes.
La persona que sea elegida deberá aceptar el cargo y elegir un nombre papal. En ese momento, se anunciará ante el mundo la histórica frase: "Habemus Papas". En la actualidad, el 60% de los cardenales que votarían en un Cónclave fueron nombrados por el Papa Francisco. Esto facilita un posible sucesor de carácter reformista.
Cuando el trono papal queda vacante, el cónclave habitualmente se inicia en un proceso entre 15 y 20 días tras la salida del último Papa. Se trata de un plazo que se estableció en 1922 para que los cardenales tuvieran tiempo suficiente para viajar hasta la Ciudad del Vaticano.
Cuando los cardenales lleguen a Roma para el Cónclave, serán asignados a una iglesia local para que la supervisen y celebren misa. Teóricamente serán candidatos todos los cardenales y se producirán encuentros similares a una especie de 'campaña electoral' sin serlo como tal. Cuando se reúnan oficialmente, se encerrarán en la Capilla Sixtina hasta la elección de nuevo Papa.
Si en tres días no se ha elegido ningún nuevo Papa, se tomará un día para oración y contemplación y si dicho ciclo de cuatro días se repite siete veces más, habrá una segunda vuelta entre los dos candidatos que hayan recibido un mayor número de apoyos.
¿Quién sucederá al Papa Francisco?
En las quinielas hay varios nombres y que evidencian las diferencias en el seno de la Iglesia católica, especialmente entre el sector más reformista y el que apuesta por un retorno a la política más conservadora de Juan Pablo II o Benedicto XVI. Aunque un nombre es el claro favorito por la corriente del Papa Francisco.
El italiano Matteo Zuppi, de 69 años, es el favorito del sector progresista y al que el Papa Francisco siempre dio un apoyo cerrado. En la actualidad es arzobispo de Bolonia y preside la Conferencia Episcopal de Italia. Es conocido por su cercanía a los pobres y su enfoque pastoral, promoviendo una Iglesia más inclusiva y dialogan.

Pero no es el único nombre. Muchos expertos creen que se apostará por una candidatura de consenso entre sectores eclesiales, y ahí surge con fuerza el italiano Pietro Parolin, de 70 años. Se trata del Secretario de Estado del Vaticano. A pesar de que representa una línea continuaste del Papa Francisco, destaca por su enfoque pragmático y su papel como negociador, incluyendo un controvertido acuerdo con China para el nombramiento de obispos.

Por otro lado, también surge en las quinielas el ghanés Peter Turkson, que sería el primer Papa africano. Ex presidente del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, tiene 76 años y destaca por su sensibilidad social y enfoque en justifica económica y medio ambiente, aunque con un perfil más moderado respecto a Francisco. Sería el primer Papa africano e impulsaría a un continente en continuo crecimiento de fieles.

Las quinielas también recogen el nombre del alemán Gerhard Ludwig Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Sería una ruptura muy conservadora en la Iglesia, puesto que ha criticado habitualmente la labor del Papa Francisco. También ex colaborador de Benedicto XVI, defiende una postura rígida y conservadora, incluso criticando reformas de Francisco como el divorcio y la comunión.

Por último, otro nombre que resuena es el estadounidense Raymond Leo Burke, de 76 años, conocido por su postura radical contra era Papa Francisco y representante del ala más ultraconservadora de la Iglesia Católica.

Relegado por Francisco por sus posturas radicales, está abiertamente en contra de cuestiones como la moral sexual o la liturgia, aunque su candidatura tiene muy pocas posibilidades de prosperar.