El oligarca ruso Mikhail Rogachev, de 64 años, ha muerto tras caer al vacío desde la ventana de su casa, en Moscú, tras lanzarse desde el undécimo piso, a una altura de 33 muertos. Rogachev ocupaba el cargo de vicepresidente en la gran petrolera Yukos, que fue clausurada por su oposición al régimen del Kremlin.
El cuerpo de Rogachev ha sido descubierto en el patio de su apartamento. Un funcionario del Servicio de Inteligencia Exterior (SVR), enlazado con un ex director de inteligencia ruso, dio con su cadáver, aunque han argumentado que fue un suicidio.
Los medios del régimen han asegurado que padecía un "tipo de cáncer grave" que estaría detrás de su suicidio, aunque los amigos y familiares han descartado que padeciese tal enfermedad ni que tuviera intención de quitarse la vida. "Estaba de buen humor antes de su muerte", han declarado a los medios británicos.
Muertes de opositores confusas en Rusia
Esta no es la primera ocasión en la que se registra una muerte sospechosa en Rusia, en la que la víctima ha mostrado una clara oposición a la dictadura que rige el país bajo el puño de Vladímir Putin.
Así ocurrió con Ravil Maganov, magnate de Lukoil, que se precipitó por la ventana del Hospital Clínico Central de Moscú a los 67 años en septiembre de 2022. Después Vladimir Nekrasov, que tomó su puesto, murió a los 66 años por una "insuficiencia cardíaca aguda" en octubre de 2023.
Solo un mes después, falleció el senador Vladimir Lebedev, también vinculado con Lukoil, tras morir en una "terrible tragedia" sobre la que no se ofreció ninguna explicación, a los 60 años.
En marzo también falleció Vitaly Robertus, de 53 años, vicepresidente de Lukoil, última víctima de la trágica racha que sucedió a toda la cúpula de la petrolera más grande de Rusia en plena invasión de Ucrania.
Este tipo de muertes se han sucedido durante los últimos años y han afectado a importantes personalidades en la administración rusa y dentro del poder económico, mientras que Rusia continúa descendiendo niveles en libertades a nivel internacional.
