Una de las jornadas más graves en la guerra en Ucrania tuvo lugar el pasado 9 de marzo cuando un hospital materno infantil de Mariúpol fue bombardeado por las fuerzas rusas. El ataque dejó imágenes atroces convirtiéndose una especialmente en símbolo de la barbarie y del horror.
En la imagen que dio la vuelta al mundo aparece una mujer embarazada sobre una camilla siendo evacuada por rescatistas. Con la mirada perdida y con las manos tocándose el vientre teniendo la parte inferior del abdomen ensangrentado. La joven fue trasladada a otro hospital donde los médicos trataron de mantenerla con vida.
Al darse cuenta de que estaba perdiendo a su bebé, y según el relato de los médicos a The Associated Press, la mujer les gritó: "¡Mátenme ahora!". Los cirujanos le practicaron una cesárea de urgencia pero el bebé nació sin vida. A continuación, se centraron en salvar a la madre. El cirujano Timur Marin afirma que la pelvis de la mujer estaba aplastada y su cadera partida. "Más de 30 minutos de reanimación de la madre no produjeron resultados", ha explicado: "Ambos murieron".
En el caos que siguió al ataque aéreo, los médicos no tuvieron tiempo de obtener el nombre de la mujer antes de que su esposo y padre vinieran a retirar el cadáver. Sin embargo, alguien acudió a recuperar el cuerpo, evitando así que terminara en las fosas comunes que se estaban cavando para los cada vez más muertos que registra la ciudad de Mariúpol.
Junto a esta mujer, otra imagen convertida en símbolo es la de una embarazada abandonando herida por su propio pie y envuelta en mantas el hospital bombardeado. Se trataba de Mariana Vishegirskaya, una bloguera ucraniana de 26 años que pudo sobrevivir y pocos días después del ataque aéreo dio a luz a su hija, a la que ha llamado Veronika.
Después de sus fotografías se vitalizaran, las autoridades rusas afirmaron que se trataba de una actriz en un ataque escenificado. "Ocurrió el 9 de marzo en el Hospital Número 3 de Mariúpol. Estábamos acostados en las salas cuando los vidrios, los marcos, las ventanas y las paredes se desmoronaron", ha explicado la propia Vishegirskaya a AP. "No sabemos cómo sucedió. Estábamos en nuestras salas y algunos tuvieron tiempo de cubrirse, otros no", ha relatado.
Mariúpol
Mariúpol, una ciudad de unos 500.000 habitantes, en el sureste de Ucrania y a orillas del mar de Azov, sufre la crisis humanitaria más grave desde que estalló la invasión del país por el Ejército ruso el pasado 24 de febrero.
La ciudad, que resulta clave para crear un puente terrestre entre Rusia y Crimea, anexionada por Rusia, ya no dispone de servicios básicos como gas, electricidad o calefacción y escasean el agua, los alimentos y las medicinas, según las autoridades locales.
Rusia justificó el ataque a este hospital materno infantil asegurando que el edificio se había convertido en una base de operaciones del Batallón Azov.
