Lil Bub era una gatita de ocho años que tenía enanismo, los ojos saltones y a la que le faltaban los dientes. Además, por mutaciones físicas, siempre estaba con la lengua fuera. Todo ello se convirtió en el mix perfecto con el que consiguió pasar a ser una de las gatas más famosas de la red.
Lil Bub tenía más de dos millones de seguidores en Instagram y en Reino Unido levantaba pasiones, ya que llegaron a hacerse peluches, camisetas, material de papelería e incluso libros con su imagen. Además, fue protagonista de 'Lil Bub & Friendz', un documental estrenado en el Festival de Cine de Tribeca en abril de 2013 que ganó el Premio al Mejor Largometraje del Festival Online.
En muy poco tiempo, Lil Bub se convirtió en una de las mascotas estrella de las redes sociales, como Doug The Poug o Grumpy Cat. Esta última, además, falleció el pasado mes de mayo.
A sus ocho años, Lil Bub ha fallecido a causa de una infección ósea. Su dueño ha publicado en la cuenta oficial de la gata una emotiva publicación, en la que ha explicado cómo ha sido perderla. "El domingo 1 de diciembre perdimos la fuerza más pura, amable y mágica de nuestro planeta. Bub estaba alegre y repleta de amor, acostada en nuestra cama con nosotros el sábado por la noche", comienza. Añade que falleció inesperadamente y que, aunque la gata luchaba contra su infección osea, no pensaban que su vida fuera a terminar tan pronto. Continuó añadiendo que Bub había impactado de forma increíble en su vida, enseñándole lo que es "el amor incondicional", y declaró que toda la familia está "devastada".
Asimismo, ha remarcado que Bub ha conseguido mejorar el bienestar animal gracias al primer fondo nacional para mascotas con necesidades especiales, y que ayudó a recaudar más de 700.000 dólares para animales necesitados. Se ha despedido añadiendo que nunca la olvidará y que se siente muy honrado de haber podido cuidarla.
La historia de Lil Bub
La pequeña gata nació en Bloomington, Indiana, en 2011. Su nombre es una abreviatura de Lilian Bubbles, y su dueño la adoptó cuando unos amigos le llamaron porque nadie la quería. Era la más pequeña de su camada y había nacido con varias mutaciones genéticas: tenía la lengua siempre fuera por lo corta que era su mandíbula y porque no tenía dientes. Además, sus patas eran más cortas de lo normal. En un principio tenían que alimentarla con biberón, aunque posteriormente aprendió a hacerlo ella sola. También tenía un trastorno crónico de osteoporosis, por el que recibía un tratamiento especial. Mike Bridavsky, su dueño, decidió compartir la vida de Bub, consiguiendo popularidad y a su vez logrando poner en marcha iniciativas para otros gatos sin hogar. "Solo te pido que nos visites en nuestros sueños", concluyó al despedirse.