1.171 índigenas ixiles asesinados. Este fue el resultado que dejó la dictadura de Ríos Montt en Guatemala durante los años 1982 y 1983 tras su llegada al poder a través de un golpe de Estado militar.
La intención de Montt pasó por destruir cualquier vestigio de la población indígena. Por ello, actualmente se encontraba en juicio por un delito de genocidio. Un juicio que se cerrará tras su fallecimiento a los 91 años.
El dictador jamás mostró ningún signo de arrepentimiento. Su abogado lo recordó en un encuentro con los medios: "Falleció en su hogar, con el amor de su familia, con su conciencia sana, limpia, rodeado de mucho amor, aquejado por las dolencias que sabemos", ha afirmado.
"Murió en paz, tranquilo y todos con la convicción de que en este país nunca hubo genocidio y fue inocente de lo que se le acusa", ha recalcado su letrado, Luis Rosales, en su alocución a los medios de comunicación.
Un genocidio con más de un millar de asesinatos
Ríos Montt fue condenado en 2013 a 80 años de cárcel por genocidio, el asesinato planificado de 1.171 indígenas. Con ello, se convirtió en uno de los primeros mandos militares en ser condenado por este delito en América Latina.
Sin embargo, la sentencia duró poco tiempo. 10 días después, la Corte de Constitucionalidad, máximo órgano judicial del país latinoamericano, anuló la sentencia por fallos en el proceso. Posteriormente se celebró otro juicio, que continuaba en activo en la actualidad.
El dictador padecía problemas respiratorios y pulmonares. Además, en 2015 le diagnosticaron demencia senil. Finalmente, Montt ha muerto en la tranquilidad de su casa como consecuencia de un infarto.
