Emilio Díaz, un hombre de 39 años, ha fallecido en el Hospital del Henares (Coslada, Madrid), después de esperar 10 horas de auténtica agonía en urgencias sin recibir la atención que necesitaba. El centro ahora se enfrenta a un caso de presunta negligencia médica, investigado en el juzgado número 5 de Coslada. No es la primera vez que pasa: el pasado 28 de mayo, otra paciente de Coslada, Nuria, murió mientras era operada en el mismo hospital.
La familia asegura que Díaz llegó al hospital con la tensión muy alta y un fuerte dolor que no fue tratado hasta que sufrió un síncope y su corazón dejó de latir. Varios días después se concluyó que había fallecido como consecuencia de un aneurisma de aorta. Por ello, creen que hubo mala praxis a la hora de atenderle.
Su hermana Vanesa, sanitaria de 42 años, considera que le podrían haber operado de urgencias si hubieran detectado a tiempo qué es lo que sucedía. Cabe recordar que Emilio pasó 10 horas esperando en urgencias.
La madrugada en la que se produjo su muerte, el hospital se ofreció para realizar una autopsia con el objetivo de aceptar su muerte, algo a lo que los padres cedieron y firmaron el consentimiento. Pero no sabían que iba a implicar: tuvieron que denunciar al hospital, ya que no les entregaba el cadáver para una autopsia judicial posterior. Cuando lo hicieron, habían vaciado el cuerpo por dentro, con sus órganos introducidos en formal y sin que se pudiera hacer una prueba forense. Con todo, no pudieron realizar el entierro hasta que pasaron ocho días.
Se trata del mismo caso, por cierto, que vivió Nuria: murió el 28 de mayo en el mismo centro, la vaciaron y metieron sus órganos en formol sin que pudieran hacer una autopsia. Su familia tardó dos semanas en enterrarla y la familia ya ha denunciado el caso.
Apasionado del deporte, con tres hijos y con hipertensión
Emilio trabajaba como mozo de almacén, era muy aficionado al deporte y tenía como único problema de salud la hipertensión. Además, tenia tres hijos y estaba separado.
El viernes 29 de enero empezó a sentir los síntomas de que algo iba mal en su cuerpo. Opresión en el pecho. Al día siguiente, todo empeoró: dolor torácico y abdominal. Al comprobar que no cesaba, fue con su madre al Hospital del Henares, donde llegó a las 14:00 horas.
Allí le hicieron el triaje, con una tensión de 19,8. Le mandaron a la sala de espera y en toda una tarde, un electro y una analítica de sangre. El hombre seguía quejándose del dolor, pero solo le dieron una pastilla para bajar su tensión.
Hasta las 22:30 no le hicieron una radiografía de tórax, donde se veía una elongación aórtica que, sospechan, no vio la doctora. A las 23:30 le dijeron que entrara en el box de urgencias y, una hora después, se desplomó en la sala de espera. Ya no pudieron reanimarle.
"Son cosas que pasan", le dijo una doctora a la hermana del joven, que le recordó las diez horas en las que estuvo pidiendo ayuda en la sala de urgencias sin que nadie se la prestase. Tras comunicar la muerte y ver lo que sucedía con la autopsia, la familia se presentó en una comisaría de la Policía Nacional.
La familia ha conseguido el testimonio de varias personas que avalan todo lo sucedido y tienen las grabaciones de las cámaras de seguridad. Además, han encargado un peritaje para demostrar el abandono al que fue sometido el paciente.