El ex presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, ha muerto a los 100 años este domingo, 29 de diciembre. Carter se encontraba en su hogar en cuidados paliativos y votó n las pasadas elecciones. Había recibido tratamiento por una forma agresiva de cáncer de piel tipo melanoma, con tumores que se habían extendido al hígado y cerebro.
Jimmy Carter llegó a la presidencia del país en un gran ascenso del que partió como cultivador de cacahuetes. Su legado fue cómo redefinió su vida tras pasar por La Casa Blanca, donde labró una intensa agenda que dejó una huella sin precedentes en la política de Estados unidos.
Considerado uno de los líderes más progresistas de Estados Unidos, Carter vio reducido su mandato a cuatro años (1977-1981) por culpa de la crisis de los rehenes estadounidenses en Irán, un episodio que provocó una huella en la moral del país y que llevó a los sectores más conservadores a etiquetarle como un líder débil.
Con el tiempo, su vida cambió radicalmente tras la Casa Blanca y logró el premio Nobel de la Paz en 2002. "Mi vida después de la Casa Blanca ha sido la más gratificante para mí", admitió Carter en una rueda de prensa en agosto de 2015.
Una intensa labor
Su esposa Rosalynn, con la que estuvo casado 69 años, recuerda que Carter la despertó una noche de 1982 y le dijo: "Tenemos que inventar un lugar como Camp David", la residencia presidencial donde él negoció la paz entre Israel y Egipto en 1978.
Poco después nació el Centro Carter, que lucha contra los conflictos en el planeta, la pobreza, enfermedades y el hambre en el mundo. "Lo que queríamos hacer Rosalynn y yo era llenar vacíos, resolver problemas que otros no querían o no podían afrontar", explicaba en una entrevista con Rolling Stone en 2011.
Uno de sus asesores en la Casa Blanca, Stuart Eizenstat, ha destacado entre sus habilidades su capacidad para resolver aquellos retos intratables sin pensar en su duración o el coste político que pudiera derivar de su implicación.
Durante su mandato también destacó cómo reanudó las relaciones con China en 1979 y firmó los tratados que reconocieron la soberanía de Panamá sobre el canal. Además, creó los departamentos de Educación y Energía, luchó contra la inflación y redujo la dependencia del petróleo extranjero, pero chocó con la crisis petrolera de 1979 y sus imágenes de largas colas en las gasolineras.
Después de su salida del poder, continuó con la labor diplomática, incluso hablando con países considerados enemigos de Estados Unidos, como Corea del Norte o Cuba, así como alcanzó en el exterior una relevancia pública inédita para un ex presidente.
