Un hombre ha fallecido tras esperar durante dos meses a recibir un tratamiento de diálisis en Cádiz. Se trata de Driss Abou Frias, un migrante que residía y trabajaba en la provincia, además de cotizar en nuestro país.
El cierre de fronteras aprobado el pasado 13 de marzo (se llevó a cabo en menos de 24 horas) le sorprendió en Marruecos, donde se encontraba visitando a su familia.
Desde entonces, comenzó un periplo en el que este hombre movió el cielo y la tierra para poder regresar a España y recibir el tratamiento que precisaba su enfermedad.
Sin embargo, no consiguió entrar en las listas consulares para ser evacuado en los dos vuelos de Iberia, el 3 de abril y el 7 de mayo. A pesar de que su salud estaba ya muy deteriorada y necesitaba atención urgente, las autoridades le negaron el permiso para volver al país en el que cotizaba, trabajaba y residía.
Driss intentó todo lo posible. Incluso publicó un vídeo en redes sociales reclamando ayuda para su situación. Una sesión de diálisis en Marruecos costaba alrededor de 750 dírhams, al cambio, poco menos de 75 euros. Una cantidad imposible de asumir y que finalmente ha imposibilitado que siga con vida.
Poco a poco, su salud se fue deteriorando hasta que la Fundación Amal de Casablanca le ofreció algunas sesiones gratuitas, junto con la visita a un médico de su localidad, Settat, que llegaban tarde. No era un caso sencillo, porque además padecía diabetes y requería mucha medicación que en Marruecos resultaba imposible de conseguir.
Su último movimiento se produjo el pasado 22 de mayo, cuando intentó salir hacia España en el barco de Balearia que cruza el estrecho. Él no aparecía en las listas de personas seleccionadas por el Ministerio para regresar a su país de residencia, pero confiaba en el mensaje que ha circulado entre muchos marroquíes, donde se asegura que los trabajadores levantan la mano a cambio de una compensación.
Sin embargo, no consiguió el paso. La baja renta de Driss y la exclusión del viaje le dejaron sin volver a España y tres días después falleció en Marruecos como consecuencia de un fallo renal que podría haber sido evitado con facilidad en su país de residencia, España.
Se primó en los viajes a personas sin necesidades especiales y se excluyó a Driss, cuya situación era de vida o muerte
La Asociación Amigos del Pueblo Marroquí ITRAN considera que estos hechos representan un problema de "racismo institucional porque se hace distinción entre españoles de origen y binacionales".
En los viajes realizados durante los últimos meses se ha incluido en las plazas a personas que no tenían urgencia en regresar a España, más allá de volver a su país de origen. En el caso de Driss, la situación era bien distinta: el hecho de haber sido rechazado en estos viajes ha termiando con su vida.
Ha resistido dos meses y medio atrapado por las restricciones en la frontera como consecuencia del coronavirus. A pesar de los llamamientos de varias instituciones españolas y marroquíes para salvar su vida.
Ahora su viuda, una mujer que se ha visto en situación de analfabetismo, se encuentra sin el único sustento familiar, las remesas que le enviaba su marido. ITRAN ha organizado una recogida de donativos para, al menos, garantizar un futuro a corto plazo para su familia.