El conocido cineasta y realizador de televisión, Chicho Ibáñez Serrador, ha muerto este viernes 7 de junio a los 83 años de edad. Serrador había sido ingresado de urgencia por una infección de orina y arrastraba una enfermedad degenerativa que había hecho mella en su estado de salud.
La prolífica carrera de Ibáñez Serrador culminó con un Premio Goya de Honor 2019 en reconocimiento a su papel a la hora de popularizar el cine de terror y fantástico en España. El propio Chicho recogió aquel premio con gran modestia: "Siempre me he negado a ese título de maestro, porque me parecía excesivo".
Sin embargo, Chicho fue todo un revolucionario a la hora de hacer televisión. Su gran capacidad de fusionar el arte de construir para la pequeña pantalla con los quehaceres del cine permitieron otorgar dosis de calidad a la que muchos consideraban como 'caja tonta'.
Uno de sus grandes estandartes se llamaba 'Historias para no dormir', el primer formato que apostaba por el terror en TVE estrenado en febrero de 1966. Los guiones estaban escritos por el propio Chicho, que en muchas ocasiones adaptaba relatos de terror de clásicos como Edgar Allan Poe y en otros creaba historias completamente originales.
Su papel en el mundo del cine le llevó a crear títulos de cultos como '¿Quién puede matar a un niño' o 'La residencia'. Tampoco faltó su papel como presentador en la cadena pública, como deostró en el formato 'Un, dos, tres... responda otra vez' o en 'Historias para no dormir'.
Gran vocación intelectual
Sin duda, Narciso Ibáñez Serrador consiguió cultivar diversos papeles y enfoques en el mundo audiovisual. En varias entrevistas achacó esta capacidad a su infancia cuando, debido a una enfermedad, se convirtió en un lector capaz de devorar todo tipo de libros.
Nacido en Uruguay e hijo único de la pareja de actores Narciso Ibáñez Menta y Pepita Serrador; Chicho supo aprovechar el ambiente y las capacidades que desarrolló desde su más tierna infancia para tratar de imprimir un poco de color en un país que, como su televisión, aún vivía en blanco y negro.
Su ADN en el mundo del arte también le llevó a ejercer como actor. En España, durante la década de 1950, lo hizo en la compañía de su madre y, poco después, ejerció como director. En 1957, de regreso a Argentina, hizo lo propio con su padre, con una exitosa colaboración en teatro, radio y televisión.
Gracias a todo ello, Ibáñez Serrador consiguió hacerse un nombre respetado como actor, realizador y guionista en la televisión argentina, donde pudo firmar gran cantidad de éxitos.