En el funeral. Así fue la boda de Giuseppina con su pareja, Andrea Campana. El hombre, de 37 años, había muerto en un accidente de coche el martes 14 de septiembre. Iba en moto en Pioppa di Cesena, Italia, cuando fue atropellado por un coche.
El destino rompió los planes de la pareja. Sin embargo, Giuseppina no quiso que la muerte truncase sus planes y no se rindió ante lo impuesto por la muerte. Frente a los amigos y los familiares que llenaban la iglesia durante el familiar, la novia y madre de una niña de 11 años celebró con el fallecido su unión para el resto de su vida.
Se trató de una ceremonia con valor simbólico. Giuseppina llevó su ramo de novia y, durante la homilía, se leyó una carta-oración para el novio que ya había preparado él previamente para el día en que iba a casarse.
El párroco aceptó la boda
El párroco, Jacek Kusiak, aceptó la petición de la mujer, aunque era consciente de que la boda no tendría ningún valor legal, sino tan solo espiritual, sobre todo para superar el trance de la muerte de la pareja de Giuseppina.
"Andrea es tu alma gemela y siempre lo será", le dijo el sacerdote siguiendo la fórmula ritual, "les declaro marido y mujer". Fue en ese momento cuando la novia respondió con un "sí, quiero". La mujer también exhibió en la iglesia el kiwi que el joven había plantado en su jardín, símbolo de su paso al más allá y de un amor que seguirá floreciendo para siempre.