El bloqueo institucional que actualmente encalla la política española puede abocar nuevamente a nuestro país a vivir una repetición electoral. La ruptura de relaciones entre Unidas Podemos y el PSOE tiene ahora mismo como tabla de salvación, paradójicamente, el papel institucional que ha adoptado ERC y que podría desarrollar hasta el posible adelanto de las elecciones catalanas en otoño.
Nadie quiere venderse como el responsable del fracaso de las negociaciones. Por ello, el PSOE quiere cargar sobre las espaldas de Unidas Podemos todo el peso de los pactos hacia la izquierda y, de paso, reavivar en cierta medida el mantra de la gran coalición para erigirse con un papel dialogante frente a la oposición conservadora.
Todo apunta a que Unidas Podemos no cederá en sus pretensiones de pedir ministerios, al menos por el momento. En la mente de Pablo Iglesias se ha instalado la idea de que permanecer sin un cargo en el Consejo de Ministros puede llevar al partido, aún más, a la irrelevancia política. Quizás, mirando el auge de Ciudadanos durante los cuatro últimos años, podría pensarse que su premisa no parece del todo acertada.
La negativa de Pedro Sánchez, que repite su intención de formar un "gobierno monocolor", es clave para la ruptura. El equipo negociador dirigido por Iván Redondo ha ofrecido, como máximo, la dirección de empresas públicas, direcciones generales y, en el último caso, ministros independientes que cuenten con el beneplácito de los morados. Nunca nadie de la cúpula de Podemos y, aún menos, Pablo Iglesias.
Para defenderse, Podemos achaca este cierre de Sánchez a las presuntas conspiraciones de un Ibex 35 que presiona para evitar este gobierno de coalición. Y, sin duda, existen. Pero no son el único motivo. Vamos a analizar por qué se niega Pedro Sánchez a ceder ante Pablo Iglesias.
1 La cuestión catalana
El problema principal que marca a Pedro Sánchez a la hora de abrirse a formar un gobierno de coalición con Unidas Podemos es la cuestión catalana. Por ello ha llegado a recibir advertencias, incluso, desde su propio partido. La última llega por parte de Susana Díaz, que ha resumido el desencuentro a la perfección en una entrevista emitida en RNE: "No puede ser que haya ministros a favor de la autodeterminación".
El presidente del Gobierno, a pesar de sus diferencias con la lideresa andaluza, comulga completamente con esta premisa. Porque Pedro Sánchez no se fía en ningún caso de lo que puede suceder en la Generalitat y del papel de Pablo Iglesias, que no oculta su apoyo a un referéndum de autodeterminación que, con la ley actual, sería tumbado por la Justicia en cuestión de horas.
La disposición del líder socialista a activar el artículo 155 en caso de regresar a la unilateralidad es clara. Este punto forma parte del paquete de acuerdos de Estado que se ha abierto a negociar con su homólogo en el PP, Pablo Casado, en virtud de la lealtad institucional que ya se hizo patente en 2017 tras la DUI en el Parlament.
Con todo ello, Pedro Sánchez teme que los independentistas aprovechen la grieta de Podemos en el Consejo de Ministros para torpedear cualquier activación de ese artículo. Y, de paso, que su Ejecutivo escenifique una bicefalia a la hora de afrontar uno de los mayores retos del país en la actualidad. Una imagen que lastraría cualquier iniciativa de Moncloa a la hora de actuar en una crisis de este tipo.
2 La experiencia de Emiliano García Page
En la negativa de Sánchez también influye la experiencia vivida por el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page. El barón socialista fue el primer presidente de una autonomía en incorporar a un miembro de la formación morada en un ejecutivo autonómico cuando el entonces líder morado en la región, José García Molina, tumbó sus presupuestos en las Cortes.
Aquel acuerdo terminó con el propio Molina ostentando la vicepresidencia segunda de la Junta castellanomanchega y, según el propio Page, la experiencia fue completamentamente negativa.
"Podemos no influyó en mi gobierno, pero si hubiera gobernado en solitario, me hubiera ahorrado muchos disgustos", relató el propio Page en una entrevista emitida en la Cadena COPE. El presidente manchego asegura que se vio obligado a "mirar de reojo" a sus socios de gobierno durante los dos años que compartieron Ejecutivo en Castilla-La Mancha.
Sea como fuere, lo cierto es que Podemos ha terminado en 2019 sin representación en las Cortes de Castilla-La Mancha y Page ha revalidado mandato, en esta ocasión, con mayoría absoluta.
3 Estrategia electoral
El PSOE no oculta su intención de ocupar todo el espacio electoral cedido por las tres derechas, que se quemaron excesivamente durante la campaña electoral para las elecciones generales del pasado 28 de abril.
Sin duda, los pactos con Podemos pueden alejar del centro a un PSOE que ha sido capaz, incluso, de pescar en el caladero del centroderecha más moderado abandonado desde la caída de Mariano Rajoy.
Además, el retroceso que experimenta Podemos en cada cita electoral evidencia que la estrategia impuesta desde la dirección de Pablo Iglesias no funciona. Pedro Sánchez, como es evidente, teme que su partido pueda verse arrastrado por el desgaste de los morados y tenga la intención de tomar la iniciativa a la hora de adoptar medidas concretas.
Ese retroceso, además, lleva a Pedro Sánchez a pensar en la posibilidad de continuar comiendo terreno a Podemos y conseguir el sueño de aunar a todo el votante de izquierdas bajo las siglas del PSOE. Algo que podría conseguir aprobando algunas de las medidas que llevó en su programa electoral pero en solitario.
El único temor a una repetición electoral vivido en el PSOE lo protagoniza el actual líder de Más Madrid, Íñigo Errejón. Las encuestas internas en Ferraz vaticinan 20 escaños para un hipotético Más España y un desplome para Podemos, que quedaría en 10. Ambas fuerzas suman menos que el partido morado en la actualidad.
El discurso moderado e institucional de Errejón puede quitar muchos votos al PSOE y el bloque de izquierdas, vivir en sus carnes la Ley d'Hondt que ahora perjudica tanto a la derecha. Y quizás, dejar un resultado en el que la desmovilización del votante progresista y la fragmentación dejen un resultado en el que la izquierda no suma o depende, aún más, de los nacionalistas. Este es, sin duda, el mayor riesgo de la estrategia socialista.
4 La crisis económica que se avecina
El mundo se dirige hacia una crisis económica que podría estallar en el año 2023, lo que ha llevado a muchas empresas a preparar planes con el objetivo de enfrentar un nuevo bache económico.
Al igual que con Cataluña, Pedro Sánchez no se fía de Pablo Iglesias en el caso de verse obligado a tomar ciertas medidas para paliar los efectos de esa crisis. La experiencia de 2008 y los "brotes verdes" dejó a un PSOE viviendo un camino del desierto de una década que nadie quiere repetir ahora.
Estos son solo algunos de los puntos que lastran la posibilidad de que Pedro Sánchez se abra a incluir a Pablo Iglesias, Irene Montero o cualquier persona cercana a la dirección morada en su Consejo de Ministros. Lo que sucederá a partir de ahora, sin duda, es toda una incógnita.