Un arranque de nervios o, como otros lo describen, quizá algo más técnico, un colapso nervioso. Eso es lo que le hizo raparse la cabeza a la princesa del pop, la cantante estadounidense Britney Spears. Ocurrió en el año 2007, años después del lanzamiento de aquellos temas que la catapultaron a lo más alto de la industria musical mundial.
De hecho, todo pasó muy rápido y los medios de comunicación formaron una parte importante del proceso. No le quedó apenas un pelo, se quedó irreconocible. Un incidente que estamos seguros que a ella no le gusta recordar. Sin embargo, sí lo ha hecho el nuevo documental acerca del perfil más personal de la intérprete de 'Toxic', titulado 'Britney Spears: Breaking the Point'.
La producción muestra de forma extensa todo lo que la artista atravesó en aquella época y es que su historia apareció y encabezó por aquel entonces las portadas de todos los diarios y publicaciones. Toda una crisis emocional que sin duda se convirtió en uno de los peores momentos de la vida mediática de Spears y se alargó la friolera de 14 meses.
En esta pieza audiovisual aparecen dos personas que en aquel momento gozaron de relevancia por estar muy cerca de la cantante en su día a día, su peluquera Esther Tognozzi y su tatuadora, Emily Wynne-Hughes. Ambas dan su testimonio acerca de lo ocurrió durante el antes y el después de la controvertida decisión. No solo estaba a punto de divorciarse, sino que a sus 25 años, Britney tenía ya dos hijos y una inmensa e imparable imagen mediática que le acompañaría de por vida.
Su guardaespaldas vendió la exclusiva a los paparazzis
Al parecer Britney estaba cansada de que todo el mundo le tomara el pelo, literalmente: "Me dijo que quería raparse el pelo porque estaba cansada de que todo el mundo se lo tocara. Yo, por supuesto, traté de disuadirla pero fue en vano". "Le dije que quizá estaba atravesando un momento hormonal o algo así y que lo pensara dos veces", recuerda Tognozzi, dejando claro que ella se negó rotundamente a meter la tijera en el cabello de la cantante. Ante la negativa de su peluquera, ella misma decidió hacerlo.
Sorprendentemente, uno de los guardaspaldas puso en peligro su carrera como agente de seguridad tras decidir que era el momento de dar a los paparazzis el derecho y el placer de hacer su oficio. "Tenía dos guardaespaldas, supuestamente vigilando para asegurarse de que los paparazzi no estuvieran tomando fotos y uno de ellos seguía abriendo las persianas", apunta.
Spears tenía a su merced a varios escoltas, que sin miedo a represalias y por unos cuantos dólares, no dejaron pasar la oportunidad de que más de 70 fotógrafos y periodistas captaran el momento en el que ella misma se cortaba su propio cabello. Unas imágenes que muestran el perfil más bajo de la ganadora de un Grammy en 2004 por la mejor grabación dance.
Después de quedarse prácticamente calva, Britney Spears acudió a su tatuadora, quien no se corta en secundar las declaraciones de Tognozzi, de hecho tan harta estaba Britney de que le tocaran su cabello que lo hizo prácticamente sin pensárselo dos veces. "Me dijo: 'Simplemente no quiero que nadie toque mi cabeza, no quiero que nadie toque mi cabeza, no quiero que nadie toque mi cabello. Estoy harta de que la gente toque mi cabello'", recuerda Wynne-Hughes.
Su padre, su mayor apoyo
Spears asistió duante un mes a un psiquiátrico y allí fue diagnosticada con desorden bipolar. La cantante abandonó la clínica a las 24 horas de conocer la evaluación de los profesionales. No pudo evitar volver a ser captada por los focos de los periodistas después de que pocos días después de abandonar las dependencias médicas fuera interceptada en casa de su exmaridovisitando a sus hijos. Como Kevin Federline no respondía a su llamada, volvió a ser presa de la rabia que eso le provocó. Fue allí cuando cogió un paraguas y con él descargó toda su irá contra el vehículo de uno de los paparazzis.
El director de su estudio de baile, Robert Baker, también revela en el documental que la figura de su padre Jamie jugó un papel importante en esta devastadora época para Spears: "Su padre intervino y le dio la ayuda que necesitaba. Si no lo hubiera hecho, las cosas podrían haber sido muy diferentes. Hoy no estaría entre nosotros". "Todo lo que vi fue un padre amoroso y protector que quería asegurarse de que estuviera a salvo", revela Baker, ante los comentarios de aquellos que apuntan a la sobreprotección que ha dado a su hija a lo largo de los años posteriores a todo este entramado.