Tensión en Coalición Canaria. La formación nacionalista, que ha perdido recientemente gran parte de la cota de poder que ostentaba desde su fundación en 1993 (el 26-M cedieron el Gobierno de las islas a una coalición PSOE-Podemos), afronta la actual sesión de investidura de Pedro Sánchez en la picota.
¿El motivo? Mientras que la dirección del partido ha acordado una abstención para facilitar la llegada de Sánchez a La Moncloa, la única representante del partido, Ana Oramas, ha anunciado que votará en contra por una cuestión personal: aunque esta decisión implique que sea expulsada.
Pero lo cierto es que las motivaciones de Oramas no se encuentran, precisamente, fuera de la coalición. Más bien al contrario. La decisión de la diputada de incumplir con el sentido del voto de su partido está relacionado con un proceso de primarias interno.
Fernando Clavijo, Tenerife y unas primarias
Coalición Canaria enfrenta el próximo mes de mayo un congreso regional en el que deberá decidir su futuro. El único candidato conocido hasta la fecha es Fernando Clavijo, expresidente de las islas y actualmente senador en representación de la Comunidad Autónoma, por tanto aforado y a la espera de responder ante el Supremo (como toca por la citada condición) por unos casos de corrupción que mantiene abiertos en los juzgados de La Laguna.
Ana Oramas se encuentra en su círculo más cerrado y es una de sus grandes valedoras. La sintonía entre ambos es tan grande, que Clavijo fue el único dirigente del partido que la acompañó al Congreso durante el pasado debate de investidura.
Dentro del partido aseguran que Clavijo tenía constancia del sorpresivo cambio de voto de la diputada canaria. Su negativa se encuentra en plena sintonía con el sector que domina en la isla de Tenerife, donde Coalición Canaria mantiene una gran presencia de emigrantes venezolanos regresados y muy contrarios a la presencia de Unidas Podemos en la arena política nacional por las vinculaciones que le atribuyen con el chavismo.
Una ruptura interna
La posición dura, implacable de Ana Oramas, permiten reforzar su figura y la de Clavijo dentro de su feudo en Tenerife, pero también les separan del sector moderado, menos conservador, de Coalición Canaria.
Ese sector distante domina en las islas orientales, Lanzarote y Fuerteventura, donde sus afines quieren impulsar un nacionalismo dirigido hacia el centro para ampliar las bases electorales. Consideran que ese giro debe ser inmediato si el partido aspira a recuperar el Gobierno canario que perdieron en las pasadas elecciones.
Ese sector es el que ahora planea enfrentar un candidato a Fernando Clavijo y el que se está alzando con fuerza contra la decisión de Ana Oramas. Consideran que ha impuesto el criterio de un sector de la formación sobre el resto de corrientes que había pactado una decisión colegiada. "Ana Oramas no nos representa", llegó a asegurar el dirigente de CC en Fuerteventura, Mario Cabrera, situado en el ala más progresista del partido.
Pero no es la única batalla que se plantea con el voto negativo de Oramas. El giro conservador de la diputada también aleja a Coalición Canaria del sueño que llevaba fraguando durante los nuevos meses: absorber a la Nueva Canarias de Pedro Quevedo y Román Rodríguez (escindida en 2005) y aglutinar a todo el nacionalismo de las islas bajo unas mismas siglas.
Este voto negativo de Oramas deja en entredicho el pacto electoral con su partido, donde Pedro Quevedo prometía dimitir durante los últimos 18 meses de legislatura para ceder su escaño a María Fernández, de Coalición Canaria, y que fue segunda en la lista por Las Palmas.
Mientras tanto, la dirección de Coalición Canaria, debilitada por la pérdida de poder institucional y el proceso de primarias abierto, intenta imponer su criterio. Ana Oramas acostumbra, sin embargo, a responder de la manera en que lo hace cuando incumple una regla del partido: se desentiende y no contesta a las llamadas. La crisis, sin duda, ha abierto una fuerte grieta en el partido en uno de los peores momentos.
