¿Considerarías una morcilla hecha con tu propia sangre un alimento vegano? Para Raúl Escuín sí que lo es. Este joven de 30 años que se ha dado a conocer por inventar una morcilla hecha con su propia sangre y la de todo aquel que quisiera probarla, ha abierto un debate que incluye tanto a detractores como a partidarios dispuestos a incluir ese alimento en su dieta.
Sin embargo, la incertidumbre de este nuevo invento plantea ciertas dudas que él mismo ha aclarado para el blog de Público. Escuín aclara que "el veganismo es un movimiento ético, que se fundamenta en no utilizar a los animales, entendiéndolos como los que nos sirven como alimento, abrigo o entretenimiento" de ahí que el matiz importante de la ecuación es que el ser humano "está dando su sangre voluntariamente". Por otro lado, se plantearía si comer tu propia sangre es canibalismo, algo que el joven también desmiente con rotundidad.
¿Y por qué no utilizar sangre menstrual?
Tú y Tu Morcilla es un proyecto real con el que este turolense pretende que "se normalice" y que finalmente se termine comercializando. "Mi sueño sería hacer eventos en el que un cierto número de personas fuera a un sitio público en el que pudieran cocinar y degustar morcilla de su sangre", comenta.
Pero ahí no termina lo estrambótico de la situación. Según cuenta Escuín, han sido varias mujeres las que le han preguntado si esta "morcilla vegana" se podría hacer con sangre menstrual. Sin embargo, este tipo de sangre "no es tan limpia como la venosa, porque contiene trazas de óvulos". Aún así, Escuín se encuentra investigando con una compañera de la Universidad de Zaragoza.
La legalidad y ¿los humanos locos?
Otra de las dudas que pueden surgir es si es legal o no sacar sangre a personas con esta finalidad. "Hacerlo en casas privadas es perfectamente legal. ¿Acaso alguien te lo puede impedir?", explica Escuín recurriendo a que en la privacidad de su casa puede hacer lo que quiera incluso hacerse "una tortilla con tus mocos".
Algunos se acordarán del caso de las vacas locas, aquellas que enfermaron por comer restos de otras vacas. Sin embargo, la gran diferencia para Escuín es que eso ocurrió durante años y al final "esto son 40 mililitros de tu sangre en una práctica que no pretende ser habitual. Aparte, cuando la sangre se cocina pierde propiedades y ningún virus, digamos el del sida, que es el más escandaloso, sobreviviría tras hervir la morcilla a 100º y freírla luego".