Los monjes del Valle de los Caídos cobran 340.000 euros anuales del Estado por dar misa, hacer ejercicios espirituales o "seguir el pensamiento nacional". Un dinero que reciben de Patrimonio Nacional y que utilizan para comprar comida, pagar a limpiadoras y lavanderas, comprar velas o hacer excursiones con los niños de la escolanía. Estos pagos eclesiásticos fueron establecidos en 1957 a través de un decreto por parte del dictador Francisco Franco.
El gallego quería que en el Valle de Cuelgamuros hubiese al menos veinte monjes que cumpliesen tareas como: "dirigir la escolanía, recopilar la doctrina de los pontífices o rogar a Dios por las almas de los muertos de la Cruzada Nacional". Por estas razones se justificó que estas tareas fueran apoyadas con fondos públicos. Sin embargo, 61 años después, en plena democracia y en un país en el que un gran porcentaje de la población se considera atea, esta financiación sigue corriendo a cuenta del Estado.
Falta de transpariencia por parte de la entidad
Puede que la situación de privilegio de estos monjes pueda cambiar, ya que en plena batalla por la exhumación de Franco, el Gobierno de Pedro Sanchez congeló la transferencia anual de 340.000 euros a los monjes del Valle de los Caídos. La causa a este hecho es que la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, entidad franquista que recibe estas financiaciones públicas, se ha negado a presentar un presupuesto de ingresos y gastos ajustado.
No es la primera vez que se le solicita a esta organización un documento de ingresos y gastos, ya que en el 2016 el Tribunal de Cuentas ya alertó a través de un informe que no existía ningún tipo de rendición de cuentas. Además se detectaron todo tipo de deficiencias contables en las cuentas de los monjes.
Según un informe encargado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a un conjunto de expertos en 2011, evidencio que esta entidad franquista, a pesar de tener apariencia de fundación, no lo era. Esta no debería de ser una fundación público-privada, sino un Real Patronato, ya que sus ingresos provienen del Estado y gestiona bienes del Estado. Además, también se pedía renegociar el convenio con la Iglesia respecto a las labores de estos monjes, para poder distinguir y separar aquellas tareas de culto, de las civiles.
Gastos
A través de una investigación de El Diario, se ha podido descubrir la cantidad de dinero que han gastado estos monjes, los cuales han utilizado un total de 405.000 euros en comida en el periodo de 2014-2017. En cuanto a "gastos educativos" hay excursiones organizadas por los eclesiásticos con los niños cantores al Zoo, al Aquarium de Madrid, al Centro de Naturaleza Ambiental Cañada Real y al Monasterio de Piedra. También han invertido parte de este dinero público en folios, fotocopias o "lote de orlas".
En cuanto a los gastos de culto, han gastado 5.200 euros anuales por la celebración de misas, entre ellas, algunas en honor al bando franquista y, como no, utilizando dinero público. Además el Estado también se encarga del mantenimiento de la abadía, la basílica, la escolanía, la hospedería, la gran cruz y la explanada. Cualquier desperfecto, obra o remodelación se paga con financiación pública, del que se emplea una media de 250.000 euros.