Muchos mamíferos se comen su placenta y cordón umbilical después de dar a luz, y es que está científicamente demostrado que la bolsa en la que crece el feto y que se expulsa junto a este en el parto, contiene nutrientes y sustancias que aceleran la recuperación post parto de la hembra. Hace algunos años ya surgió la moda (humana) de comerse la placenta y el cordón después del nacimiento, algo que incluso fue promovido desde el mundo celebrity por personas como Tom Cruise y Katie Holmes y más tarde por Kim y Kourtney Kardashian.
Esta práctica de ingerir la placenta recibe el nombre de placentofagia y aunque creemos que a la mayoría de la población nos da cierto repelús, se ve que no tanto, pues hay hasta recetas que guían a los nuevos padres sobre cómo cocinarla para poder ingerir la "primera casa" de su bebé.
Más allá del concepto alimenticio, hay muchos más padres que deciden guardar como recuerdo el cordón umbilical de sus hijos. Sin embargo, hay quienes van mucho más allá de tenerlo disecado en un trozo de papel albal en el fondo del armario y deciden darle un 'twist' artístico.
Palabras, cuadros, atrapasueños o joyas
Aprovechando la ola Pinterest y de las decoraciones 'etsy', hay quien usa el cordón umbilical para dar rienda suelta a su imaginación. Lo emplean como base para todo tipo de ornamentos: formación de palabras, atrapasueños, etc, con lo que decorar la habitación de sus pequeños.
No obstante, hay gente que no es tan manitas en su vida cotidiana y deja el 'arte umbilical' en manos de empresas que ya han descubierto este nuevo nicho de mercado. La compañía Little Cord Art, por ejemplo, lo pinta de colores y lo transforma en un cuadro. Sin embargo, una tendencia que sí que se encuentra verdaderamente al alza, es la de transformar la unión entre el feto y la madre en joyas.
La idea de poder llevar lo que fue un 'pedacito' del embarazo a cuestas parece ser tentadora para muchos progenitores. Una de las impulsoras de esta tendencia es la diseñadora nortemericana Ruth Avra, que a partir de la materia prima orgánica, mezclándola con materiales como la plata y a través de un proceso conocido como fundición a la cera perdida, crea joyas con acabados en ámbar. Por un precio que no supera los 180 euros, puedes llevar algo que ha formado parte del vínculo bebé-madre contigo siempre.