Las mujeres no denuncian en falso. Es la principal conclusión que se saca del informe publicado por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Dicho Observatorio ha realizado un estudio escogiendo 500 casos de denuncias por malos tratos al azar entre 2012 y 2014 y los datos lo dejan claro.
Únicamente el 0,4% de estos 500 casos aleatorios resultaron falsos. Un dato que destaca con lo que gran parte de la población piensa. Al contrario de lo comúnmente se cree, la cántidad de denuncias por violencia machista es prácticamente ínfima, llegando a tan solo dos casos de los 500 estudiados. De estos dos casos, solo uno resultó ser falso de verdad. Según Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio, la víctima del otro caso "supuestamente mintió para proteger al agresor".
Si extrapolamos aún más los datos, estos llegan más lejos. Solamente en 2014 el 0,001% de los casos resultó ser falso (es decir, 1 de cada 1000). Con esto se puede sacar la conclusión definitiva de que el número de denuncias falsas por maltrato es minúsculo.
Carmona quiso destacar que el 70% de los casos la víctima tiene menos de 45 años y que actualmente se producen una media de 347 denuncias al día por abusos.
Escrache a Álvaro Reyes, el youtuber machista
Hace pocos días hablábamos sobre Álvaro Reyes, el youtuber que enseña cómo acosar y denigrar a las mujeres en un portal tan común como Youtube. Jeremías Pérez, el nombre tras el que se esconde Álvaro Reyes, da clases por la cifra de 300€ en las que enseña a los alumnos sus conocimientos a lo largo de la geografía española.
Tras convertirse en noticia por la petición de Change.org para el cierre del canal, el pasado 28 de febrero sufrió un escrache en primera persona por parte de un grupo de feministas que luchan contra el abuso mientras impartía uno de sus talleres en Barcelona. Tras recordarle frases suyas como "Las mujeres no saben lo que quieren" o "No es sí", el grupo procedió a lanzar cánticos dirigidos a él.
Los alumnos de dicho taller huyeron con la cara cubierta mientras la dueña del bar donde Álvaro Reyes hacía el taller se unió al escrache tras enterarse de quién era él.