Nadie sabe por qué, pero lo cierto es que dudamos mucho de la posibilidad de que al menos el 11% de los habitantes de Torrevieja se haya deshecho de los colchones de sus camas. Durante todo el verano, los servicios de limpieza en vía pública han encontrado hasta 9.100 unidades apiladas una encima de otra, tanto dentro como fuera de contenedores de basura.
Ha ocurrido en un relativo periodo corto de tiempo y es que si los distribuímos entre los meses de julio y septiembre, se calcula que los habitantes de la localidad valenciana podrían haber tirado unos 100 colchones al día.
Las empresas destinadas a su venta son normalmente las encargadas de hacerse responsables de ellos, pues los clientes deben solicitar la recogida en sus casas cuando quieren cambiarlos. Como estas "deben pagar por los residuos que gestionan", han de llamar a la tienda donde lo han comprado para que vayan a recogerlo y pueda ser reciclado en algún ecoparque o vertedero. Eso es lo que dice la teoría.
La ilegalidad también se ha adueñado de estas prácticas y la gente, a veces por desconocimiento, los abandona a su suerte. Existen incluso empresas que se dedican a recoger y hacerse cargo de los colchones que otras personas ya no quieren para posteriormente tirarlos en lugares que no están destinados para ese fin. Por otro lado, están los que de forma particular los desechan indebidamente.
El problema ha sido puesto en tela de juicio por todos los vecinos de la ciudad y está dando más de un quebradero de cabeza a la concejalía de Aseo Urbano, al mando de Carmen Gómez Candel (PP). El Ayuntamiento no encuentra explicación razonable para que se haya podido dar esta situación. Además, les preocupa que tantos colchones hayan aparecido de esa forma, puesto que su reciclaje supone un coste de 18 euros por unidad y en la comarca de la Vega Baja no existe ningún vertedero. Todos los que se han retirado de las calles y han sido recogidos por las autoridades competentes han sido llevados a un ecoparque que actualmente está a rebosar.
Llegan las sanciones
Los que ya se han preguntado por qué existe tal misterio y si podría ser mera coincidencia han encontrado una respuesta que podría dar sentido a lo ocurrido. Los colchones usados son las primeras cosas de las que uno se deshace cuando entra a vivir a un piso de alquiler o se compra una vivienda de segunda mano, de manera que sus anteriores dueños pueden haberlos dejado ahí sin pensar en las obvias consecuencias. Es razonable, puesto que esta región de la Comunidad Valenciana es conocida por su mercado inmobiliario en constante movimiento.
El ecoparque ubicado en Torrevieja es, a diferencia de muchos otros, más barato. Cualquiera que quiera tirar su colchón puede hacerlo allí. Aunque el coste no es alto, el Ayuntamiento tiene que pagar por ello con dinero público. A los usuarios de los colchones les sale gratis. Las empresas que venden colchones tampoco pagan por ello, pero ahora se enfrentan a un problema importante: no cabe ni uno más. Acciona, la compañía municipal que lo gestiona, suele requerir los servicios de tres trabajadores para separar los materiales que conforman cada unidad y de esta manera, poder reciclarlos. La tela, la gomaespuma, el tejido de los muelles de hierro, nada queda en su sitio.
Después de estas labores, todos los residuos que obtienen tras desmontarlos es trasladado a diferentes vertederos ubicados por Alicante, Albacete y Murcia. Sin embargo, la comarca no se había visto desbordada hasta que han llegado a este situación extrema y es que, a la vista está que el único ecoparque allí no es suficiente para los más de 275.000 habitantes. La razón, la corrupción política. Los fondos que las arcas públicas de la Comunidad Valenciana no han destinado a proyectos de semejante envergadura, especialmente tras lo ocurrido con Ángel Fenoll y políticos del PP en el caso Brugal, no han permitido que llegue otro vertedero que divida esa desbordada acumulación, aunque está pendiente la aprobación de la ubicación propuesta para una planta de transferencia de residuos.
Hasta que se complete el proyecto, la preocupación en torno a la cuestión será inevitable para los ciudadanos, especialmente de los que viven el barrio de la Torreta II, área donde se han localizado la mayoría de colchones abandonados. Torrevieja ha destinado ya más de 160.000 euros a la eliminación de las casi 10.000 unidades que se han encontrado en sus calles. A partir de ahora, la concejalía ha asegurado que interpondrá sanciones económicas a todo aquel que no siga los procedimientos adecuados. Un transportista ya ha sido multado por el Ayuntamiento tras haber tirado 14 colchones a unos contenedores. Gómez pide a los ciudadanos que graben y difundan cualquier caso similar del que sean testigos.