Mustafá Ramid, ministro de Derechos Humanos de Marruecos, participaba el pasado 28 de septiembre en una reunión sobre la prevención de la tortura en los países del norte de África organizada en Rabat por el Consejo Nacional de Derechos Humanos marroquí. En el contexto de esta convención, el político fue interpelado por los periodistas sobre la criminalización de la homosexualidad, a lo que respondió de manera clara y concisa:
Esa gente es basura
Visiblemente molesto, aseguró que era un tema al que no debía de darse importancia porque "esa gente es basura". Tal y como recoge Le Site Info, utilizo el vocablo árabe "aousakh". Algunos medios aseguran que el ministro no sabía que estaba siendo grabado, pero tal y como puede verse en las imágenes del medio anteriorente citado, su actitud es de claro desagrado ante los periodistas además de no parecer importarle demasiado que le grabaran.
Las palabras del ministro marroquí han corrido como la pólvora desatando una oleada de indignación en las organizaciones de derechos humanos, como la Asociación Marroquí de Derechos Humanos o la Asociación de Lucha contra el SIDA, que se han dirigido al primer ministró del país, Saadeddine Othmani, para que tome cartas en el asunto.
No es la primera vez que Mustafá Ramis protagoniza declaraciones contra el colectivo LGTBI. En 2015, cuando era ministro de Justicia, se refirió a un ataque sufrido por una mujer transgénero en Fez insinuando que las personas pertenecientes al colectivo LGTBI son en parte culpables de estas agresiones por "provocar" a la sociedad.
La terrible situación de las personas LGTBI en Marruecos
El artículo 489 del Código Penal marroquí castiga los "actos licenciosos o contra natura con un individuo del mismo sexo" con penas de hasta tres años de prisión, además de una sanción económica. Por su parte, el artículo 483 establece penas de hasta dos años de cárcel por "obscenidad pública".
De un tiempo a esta parte se ha asistido a un recrudecimiento de la persecución de las autoridades de Marruecos contra el colectivo LGTBI desmintiéndose el tópico preexistente de que las leyes represoras no se aplican en la práctica.
En marzo de 2017, dos hombres fueron condenados a seis meses de prisión tras difundirse a través de las redes sociales un vídeo manteniendo relaciones sexuales. Durante el juicio, uno de ellos declaró que había sido maltratado verbal y físicamente por los policías, pero no se hizo absolutamente nada el respecto.
En octubre de 2016, dos adolescentes fueron detenidas tras haber sido sorprendidos por un familiar de una de ellas mientras se besaban en su propio domicilio. Aunque al final se desestimaron los cargos por falta de evidencias, ambas permanecieron detenidas y una de ellas incomunicada durante varios días.
En abril de 2016, dos jovenes fueron sorprendidos en la cama por un grupo de hombres que habían irrumpido en la vivienda. Fueron brutalmente agredidos y sacados a la calle para su humillación pública. La Policía, en vez de detener a los agresores, detuvo a las víctimas que fueron juzgadas y condenadas a cuatro meses de prisión.
Y como estos, muchísimos casos más que demuestra la terrible persecución que sufren las personas LGTBI en Marruecos mientras España y la comunidad internacional prefieren mirar hacia otro lado.