Más de un millón de titulados universitarios se encuentran en riesgo de pobreza en España. La cifra de este sector de la población ha subido del 30% en 2008 al 35,8% en 2017, un total de 320.000 personas más que son mayores de 16 años y tienen un nivel de estudios medio o alto. Si a los que tienen títulos universitarios se les suma los que han superado bachiller o formación profesional, la cifra de personas en esta precaria situación supera los 2,7 millones.
El estudio de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES) ha sido publicado con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza que se celebra este miércoles 17 de octubre.
En total, el año pasado en España un 21,6% de la población estaban en riesgo de pobreza, unas 10 millones de personas. En 2017 habían 300.000 personas menos que el año anterior, pero 900.000 más que en 2008, por lo que aunque ha habido cierta mejoría, las cifras están muy lejos de las de los años anteriores a la crisis.
Con el diario El País ha hablado Rosa, una madrileña de 52 años que no quiere dar su nombre real y que se encuentra bajo el umbral de pobreza. Es ingeniera de sistemas informáticos y trabajó toda su vida en Estados Unidos, pero en 2006 volvió a España por la muerte de su padre y quiso quedarse para estar cerca de su familia. Trabajó en un banco y en una multinacional, pero en 2016 la despidieron. "He pasado muchísimas nochez sin dormir por la angustia (...) Eché más de 500 currículos. En estos dos años he ido tirando con el paro y el dinero de la indemnización, pero los ahorros se acabaron. En abril empecé a cobrar los 430 euros y tengo una hipoteca de 800". Rosa se inscribió en un programa de búsqueda de empleo de Acción Contra el Hambre, y en el mes de septiembre encontró trabajo. Aunque sus condiciones han mejorado, sigue teniendo miedo, pues es "prácticamente mileurista". Cuenta que aún está "en un periodo de prueba" y nunca se está tranquila porque en cualquier momento podría volver al paro.
El informe del EAPN-ES mide tres indicadores distintos: la baja intensidad del empleo en los hogares, es decir, el análisis del trabajo de los mayores de edad que debería superar el 20% del año; la privación de material severa, que tengan problemas en el hogar con un mínimo de cuatro de los nueve indicadores, como la adecuada ingesta de proteínas o la posibilidad de mantener la vivienda a una buena temperatura; y, obviamente, la tasa de pobreza, que incluye a las personas que están por debajo del umbral, fijado en 60% de la renta media del país por unidad de consumo.
Creemos que hay que pasar hambre para ser pobre, y no necesariamente es así
Tal y como explica Juan Carlos Llano, el sociólogo encargado del estudio, en España el perfil mayoritario de personas en riesgo de pobreza es de origen español, adulto, con trabajo y con un nivel educativo medio o alto.
Creemos que hay que pasar hambre para ser pobre, y no necesariamente es así (...) Primero nos educaron en la creencia de que tener empleo era suficiente para no caer en la pobreza. Hemos visto que no es así. De hecho, más del 30% de las personas pobres tiene trabajo. Después creímos que bastaba con ir a la universidad para poder tener una vida decente, y tampoco
Aunque la educación sigue siendo una buena garantía para evitar caer en la pobreza, "la precariedad ha causado estragos", y "no sólo alcanza a trabajos menos cualificados, va subiendo de nivel y llega a grupos que se creían libres de esto".
El estudio también diferencia estas cifras en función de algunas diferencias: por territorios (Extremadura tiene un 44,3%, frente al 13,5% de Navarra); por sexo (6,4 millones de mujeres y 5,9 millones de hombres); por edad (casi uno de cada tres menores de 16 está en riesgo de pobreza o exclusión social); o por composición del hogar (está en riesgo casi la mitad de personas que forman parte de hogares monoparentales).