La escasez de los fármacos necesarios para que las personas transexuales puedan continuar con su vida de forma normal no es algo nuevo, sino que lleva bastantes meses siendo algo que se puede notar claramente. En diciembre de 2016 comenzó a hablarse por primera vez de esta escasez, sobre todo de Testex o Meriestra, los dos medicamentos que usan las personas transexuales para su tratamiento de sustitución hormonal; Testex es el que usan los hombres transexuales, y Meriestra el que usan las mujeres transexuales.
Todo comenzó realmente en octubre. Los medicamentos necesarios para continuar con la terapia de reemplazo hormonal dejaron de estar disponibles en nuestro sistema sanitario. Aquellas mujeres transexuales que necesitaran tomar Meriestra vieron cómo, de repente, este fue retirado por completo del mercado. En ese momento, el miedo no pasó de ahí, puesto que todavía había medicamentos con los que Meriestra podría llegar a sustituirse. No obstante, con el paso de los meses, todos los fármacos han ido desapareciendo tanto de las farmacias como de los propios almacenes, no solo por la alta demanda sino también por el propio desabastecimiento.
Algo muy parecido comenzó a pasar con TesTex Prolongatum, el tratamiento de los hombres transexuales. Tratamientos que son necesarios para la vida de las personas transexuales ya no se encuentran disponibles en las farmacias, sin que se haya dado ninguna explicación realmente convincente más allá de que hay un fuerte desabastecimiento. Y las consecuencias pueden llegar a ser devastadoras. Tal y como contó El Español, hay personas que ya llevan meses sufriendo este desabastecimiento y lo que el mismo conlleva. Alejandra Huertas, por ejemplo, explicó que llevaba "más de dos meses sin poder tratarme, no hay Meriestra ni alternativas, voy a retroceder todo lo avanzado durante estos últimos años. Tengo miedo de que me vuelva a salir barba". Para Alejandra, el hecho de volver a tener barba, de volver a verse en un cuerpo con el que no se siente identificada, podría ser tan traumático como para Rodrigo (un nombre ficticio, según El Español) el hecho de volver a menstruar. Él llevaba tres años con su tratamiento y tras esta falta de fármacos, ha visto cómo la menstruación ha vuelto a su vida.
Esto fue en diciembre y, por desgracia, esta escasez continúa. Nadie ha puesto remedio al desabastecimiento, y los transexuales españoles siguen sufriendo las consecuencias de una situación que no han elegido. La Agencia Española del Medicamento explicó que el Meriestra había dejado de fabricarse porque había finalizado el contrato de la patente; en el caso del Testex, el problema es el exceso de demanda mundial.
Lo habitual es que haya tratamientos alternativos
Cuando una persona está recibiendo un tratamiento médico, por cualquier motivo, y este deja de estar disponible en las farmacias, lo habitual es que siempre haya tratamientos alternativos. Basta con acudir al médico, explicar la situación, y que este recete otro fármaco diferente. No obstante, aquí el asunto es bastante más complicado. Cambiar de un tratamiento de reemplazo hormonal a otro puede conllevar una serie de efectos secundarios muy significativos, que los usuarios deben conocer previamente para saber a qué atenerse. Pero los médicos aún no se encuentran, por regla general, lo suficientemente formados en este tema como para saber de qué forma trabajar con estos fármacos. Hay aún mucho desconocimiento en el ámbito de la transexualidad; ni siquiera hay consenso a nivel académico sobre si la transexualidad debe ser considerada disforia de género, es decir, patologizada, o no.
Lo que es innegable es que una vez que se comienza un tratamiento hormonal de este tipo, la salud de esa persona depende por completo de ese tratamiento. Por desgracia, hay quien todavía no llega a comprender eso, y acaba creyendo que estos fármacos no son más que un capricho por parte de las personas que los toman. Sandra, una joven que ha hablado con BuzzFeed para explicar cómo se siente tras este desabastecimiento, ha señalado que "psicológicamente es horrible, porque si no mantienes una misma dosis sufres cambios de humor constantes. El mes que estuve sin tomar estrógenos porque nadie me daba una solución a la falta terminé muy desgastada. Había días que me levantaba pensando si merecía la pena, con pensamientos suicidas". Aunque esto no es todo, puesto que físicamente también se nota. "Cambias de peso constantemente, la piel también cambia... Son muchas cosas, y parece no importarle a nadie. Todos juegan con la baza del desconocimiento, y nadie se preocupa. Simplemente te dicen que esperes. Como si esto fuera teñirse el pelo de rubio o de moreno. Como si fuera algo que puedes pausar", explica.
No solo hay un gran desconocimiento, sino que también hay una gran falta de concienciación (generada por ese desconocimiento, por supuesto). También hay quien sabe perfectamente lo que supone para una persona transexual el hecho de no poder tomar sus medicamentos y, pese a todo, decide obviar la situación porque no le afecta de forma directa. Pero lo cierto es que hay miles de personas sufriendo ahora mismo por un desabastecimiento que no tiene pinta de ir a solucionarse pronto.
Desde Trànsit han señalado que "el laboratorio que fabricaba Meriestra desconocía que este tratamiento lo utilizaban básicamente las mujeres trans y que no existían alternativas similares en el mercado financiadas por el sistema público, y por ello dejar de fabricarlo suponía desabastecer de un tratamiento a unas personas para las que este tratamiento es importante". Una vez que se anunció la baja del tratamiento, en noviembre del año pasado (aunque la falta ya se estaba notando desde meses antes), se señaló también que en enero volvería a estar disponible. No obstante, esa fecha se alargó hasta abril y, a día de hoy, los medicamentos continúan faltando, tratando de suplirse con medicamentos extranjeros.
Estamos ante un problema real, que está afectando diariamente a una gran cantidad de personas transexuales. No les permite tratarse, no les permite continuar con su vida tal y como podían hacer con los medicamentos, y les hace sentirse aún más aislados de una sociedad que ya les rechaza lo suficiente únicamente por ser transexuales. Y, sin embargo, no está en las primeras planas de todos los medios de comunicación porque, por desgracia, se está hablando de una minoría. Falta concienciación, desde luego.