En España el poder adquisitivo por ciudadano se ha visto disminuido durante los últimos dos años. Primero la pandemia, con su respectiva inflación, después la crisis energética causada por la guerra de Ucrania, que hemos observado en el aumento de los precios de la gasolina, la luz, el gas e incluso los alimentos. Si bien es cierto que, según el INE, prácticamente toda la cesta de la compra se ha encarecido, el caso del aceite de oliva es uno de los más sonados.
En un marco económico en el que mayores gastos no suponen una mayor fuente de ingresos, las familias se han visto presionadas a utilizar distintos métodos de ahorro. Uno de los más viralizados ha sido el método 'Kakebo', propio de Japón.
La palabra deriva del término japonés "kakeibo", que significa "libro de cuentas para la economía doméstica". Sin embargo, este sistema va más allá de un registro de contabilidad, ya que apuesta por adoptar una conciencia financiera y de planificación a largo plazo que promueva rutinas financieras más responsables para la economía doméstica.
Su origen se remonta a 1904, de la mano de Motoko Hani, creadora de la primera revista femenina en Japón. La idea principal era apoyar a las amas de casa japonesas a controlar las finanzas del hogar, apostando por su independencia económica. De esta forma innovó un sistema práctico que no sólo fue un éxito en el país oriental, también lo fue en el resto del mundo.
En líneas generales, consiste en anotar en un libro de cuentas los ingresos y gastos mensuales, estableciendo objetivos financieros alcanzables. Al referirnos a gastos, se deben incluir todos ellos, por muy pequeños que sean. Una forma de registrarlos es apuntarlos bajo categorías como 'consumo' (supermercados), 'socio' (bares, fiesta, conciertos), 'cultura' (cursos, libros o cine), y 'extras' (videojuegos, tecnología, etc.)
¿Por dónde empezar?
Una forma muy sencilla de lanzarte a la piscina con este método de ahorro es apuntar al principio de cada mes los ingresos que se prevée tener, tanto fijos como variables. Después, hay que registrar los gastos fijos, es decir, todo aquello que se tiene que pagar sí o sí como la hipoteca, el alquiler, la gasolina para ir a trabajar o el Internet. Más tarde, se intuye la meta de ahorro para conseguir el presupuesto mensual para los gastos variables, divididos en las categorías anteriores.
Todos estos gastos tienen que ser registrados diariamente y al final de la semana se realiza un balance restándolos del presupuesto mensual. Así, podemos tener más claro cuánto hemos ahorrado y el margen que queda para aumentar o disminuir otros gastos. Pero, sobre todo, si se han logrado las metas de ahorro de principios del mes.
¿Cómo sacar beneficio del método 'Kakebo'?
El quid de la cuestión está en tomar conciencia de en qué, cómo y cuándo se gastó dinero, no tanto en saber lo que hemos ganado y gastado. Y si estamos cumpliendo los objetivos financieros a largo plazo. Realmente, es un mecanismo basado en un procedimiento básico: encontrar aquellas áreas de gasto excesivo y disminuir el consumo impulsivo para tener más dinero en un futuro.
Una de las posibles opciones es utilizar la regla 50-30-20, introducida por primera vez en el libro 'All Your Worth: The Ultimate Lifetime Money Plan', de Elisabeth Warren, ex senadora de los Estados Unidos. Radica en separar tus ingresos netos mensuales en tres categorías: el 50% para necesidades básicas, como alquiler, hipoteca, facturas o alimentación; el 30% para gastos predecibles, como restaurantes, viajes o suscripciones online; y 20% dedicado al ahorro.
Esta forma de ahorra te permitirá conocer cuánto puedes ahorrar cada mes, para luego depositarlo en una cuenta bancaria de ahorro y no querer gastarlo más adelante. Lógicamente, es una disciplina que se puede amoldar a la situación de cada uno. Además, hay que recordar que este sistema se basa principalmente en ver cómo nos relacionamos con el dinero, administrar mejor nuestros gastos y conocer qué gastos innecesarios se están llevando parte de un dinero que podríamos ahorrar.