Rodrigo Duterte vuelve a ser protagonista por unas declaraciones ambsolutamente misóginas. El 7 de febrero se reunió con antiguos militantes de la guerrilla comunista del Nuevo Ejército del Pueblo (NEP), escisión armada del Partido Comunista Filipino calificada por Europa y EEUU como un grupo terrorista, y principal quebradero de cabeza del Gobierno.
En su discurso, el presidente, de 72 años, se dirigió a las fuerzas del ejército filipino y les mandó "una nueva orden de parte de su alcalde" con el punto de mira fijado en las mujeres del NEP: "No os mataremos. Os dispararemos en la vagina. Sin la vagina, las guerrilleras son inútiles".
Las palabras de Duterte, criticadas por varios organismos
Rápidamente, grupos feministas y de proderechos humanos condenaron enérgicamente lo que "es solo la última de toda una serie dedeclaraciones misóginas, despectivas y degradantes sobre las mujeres", según Human Rights Watch.
De hecho, no es esta la primera ocasión en la que el líder filipino muestra su misoginia o su machismo de forma pública. En 2016 bromeó con la violación y asesinato de una misionera australiana en 1989 en Davao, ciudad de la que era alcalde por aquel entonces: "Me enfadó mucho que la violaran, eso es otra cosa. Pero era tan guapa... El alcalde tendría que haber sido el primero, ¡qué desperdicio!". Siguiendo en su línea, este mes de enero aseguró que ofrecería 42 vírgenes a cada turista que visitase su país.
El Partido Feminista Gabriela, que cuenta con dos diputadas en el Parlamento filipino, declaró a los medios locales que las palabras de Duterte "confirman que es el más peligroso macho-fascista del Gobierno. El presidente fomenta abiertamente la violencia contra las mujeres y contribuye a su impunidad".
El portavoz del Gobierno, Harry Roque, tiene una opinión muy diferente: "A veces estas feministas exageran un poco. Es divertido. Venga, solo hay que reírse un poco", declaró Roque al ser preguntado sobre las declaraciones del presidente.
Un largo historial polémico en su haber
Rodrigo Duterte llegó a la presidencia en 2016, con el objetivo principal de acabar con el narcotráfico y la drogadicción a toda costa, como ya había declarado durante la campaña presidencial: "Cuando sea presidente daré órdenes a la policía y al ejército de buscar a esa gente y matarlos a todos, olvidad las leyes de derechos humanos".
Precisamente la ONU ha sido uno de sus principales rivales en estos dos años. Frases como "voy a descuartizar criminales delante de ustedes si así lo desean" o "mataría a mis propios hijos si fueran drogadictos" no sentaron demasiado bien a las Naciones Unidas. Tampoco ayudó su brutal macrooperación contra la drogadicción, con miles de personas asesinadas a sangre fría (1.900 en su primer mes en el Gobierno). Tras las críticas recibidas, el mandatario no se achantó y calificó a la ONU de "inútil", amenazando con abandonar su puesto en la organización.
En relación con esto, también se dirigió el líder filipino a la Unión Europea, a la que tildó de "hipócrita" por hablar de Filipinas y su polémica operación antidroga mientras mira para otro lado en la crisis de refugiados: "Cerráis vuestras puertas, es invierno y ellos (los refugiados) son inmigrantes escapando de Oriente Medio. Permitís que se pudran, ¿pero estáis preocupados por la muerte de 1.000, 2.000 o 3.000 personas en Filipinas?".
Pero no nos equivoquemos, Duterte no odia a Europa. Es más, tiene un referente político europeo en el que se fija. Adolf Hitler. "Si Alemania tuvo a Hitler, Filipinas me tendrá a mí. Hitler masacró a tres millones de judíos. Ahora aquí hay tres millones de adictos. Me gustaría masacrarlos a todos".
Tampoco se ha callado con EEUU, especialmente con Barack Obama, quien no caía demasiado bien al filipino. Todo comenzó cuando Obama, todavía en la Casa Blanca, confirmó días antes de asistir a la cumbre de la ASEAN (Asociación de Países del Sudeste Asiático) que la violencia en Filipinas por la cuestión antidroga sería uno de los puntos fundamentales. Duterte, al ser preguntado en el aeropuerto lo que tenía pensado contestar, fue bastante directo: "Hijo de puta. Le insultaré en ese foro".
Por lo que sea, a Obama no le gustaron las palabras del presidente de Filipinas, y canceló una reunión prevista entre ambos países. "Váyase al infierno, señor Obama, váyase al infierno", fue la contestación diplomática de Duterte.
Su último gran conflicto internacional se produjo cuando llamó "hijo de puta" al papa Francisco por provocar atascos en su visita a Manila. Cuando más desatado estaba, recibió la llamada de Dios, al que aseguró que ya no usaría más palabras malsonantes. Desde entonces, se ha calmado. Ya solo es machista.