Los expertos en salud siempre apuestan por el ejercicio físico como uno de los pilares fundamentales para mejorar nuestra calidad de vida. Nuestra rutina de descanso, la intensidad con la que hacemos ejercicio físico o nuestra alimentación son factores fundamentales para nuestra salud. Esto también incluye la hora del día en la que practiquemos deporte.
Diferencia de horario entre hombres y mujeres
Los sistemas hormonales entre hombres y mujeres son completamente distintos. Esto influye también en los tipos de ejercicios que se pueden realizar y, por supuesto, en la mejor hora para llevarlos a cabo. Las mujeres queman más grasa si hacen ejercicio por las mañanas, mientras que en los hombres la mejor hora para ese fin es por la tarde.
Así lo determina un estudio publicado en el medio especializado Frontiers in Physiology. El estudio se llevó a cabo con 30 hombres y 26 mujeres, todos ellos activos y sanos, de entre 25 y 55 años de edad, a lo largo de 12 semanas. A los participantes se les impuso una rutina variada de ejercicios (incluyendo estiramientos, sprint, entrenamiento de resistencia y entrenamiento de fuerza) y se monitorizaron sus efectos en el cuerpo.
Los parámetros físicos entre ambos eran de por sí muy distintos y por ello se hizo un seguimiento de la tensión sanguínea, grasa corporal, flexibilidad, fuerza y capacidad aeróbica. Igualmente, se les dividió en tres grupos y a cada grupo se le asignó un horario para realizar los ejercicios (8:30, 18:00 y 20:00) y un plan de comidas especialmente diseñado.
Regular mejor el ritmo circadiano
Una vez realizado el estudio se observó que la salud de todos los participantes mejoró, al margen de la hora del día a la que realizaran el entrenamiento. Es decir, que la rutina de ejercicio, independientemente de que fuera más o menos eficaz, nunca perjudicó a ninguno de los grupos. Más tarde comprobaron que, efectivamente, la eficacia del ejercicio variaba en función de la hora del día y también del sexo de la persona.
Las mujeres que entrenaron por las mañanas lograron una mayor disminución de la grasa corporal y de la tensión que aquellas que entrenaron por las tardes. Por el contrario, si lo que querían era mejorar más la fuerza de los músculos así como el estado de ánimo, era mejor si lo hacían por la tarde.
El caso de los hombres fue bastante curioso. Se determinó que eran menos sensibles de todas formas a la variación horaria. Igualmente se determinó que entrenar por la tarde se tradujo en mayores mejoras en los marcadores cardiometabólicos, lo que reducía a largo plazo el riesgo de padecer obesidad.
Aunque todavía no hay una teoría firme que expliqué a qué se debe estas diferencias de género a la hora de hacer ejercicio, los autores del estudio proponen que se podría deber a los mecanismos hormonales. Estos son diferentes en los hombres y en las mujeres, regulan el ritmo circadiano (la alternancia entre sueño y vigilia) y juegan un papel fundamental en el desarrollo del metabolismo.
