La mefedrona se puede identificar como un polvo blanco que huele a orines de gato. Es la droga que definió la escena de la vida nocturna del Reino Unido desde 2008 hasta 2010. Su repentina fama desató la histeria de los medios británicos y a partir de ahí se puso en marcha el proceso de prohibición de todas las sustancias psicoactivas por parte del gobierno.
Fue en 2010 cuando esta droga se posicionó como la cuarta más popular entre los clubbers británicos. Unos cuantos años después, la mefedrona se asocia casi exclusivamente a la noche y la fiesta de ambiente, al sexo químico entre homosexuales. Desde entonces esta sustancia se extendió por Europa y llegó a España, donde se ha coronado como una de las reinas de la fiesta entre los más jóvenes. En Madrid es fácil encontrarla en el barrio de Chueca, pero lo cierto es que se consume en todas las zonas de marcha y discotecas de todo tipo.
Un camarero de un bar de Chueca ha contado su experiencia con la mefedrona al diario El Confidencial: "Normalmente la gente asocia el consumo de este tipo de sustancias a una espiral de sexo, homosexualidad, enfermedades de transmisión sexual, chemsex...Muchos no entienden que es posible solo utilizarla con uso recreativo y que es compatible con un empleo estable, ser independiente, tener pareja y una vida perfectamente adecuada".
Entre el éxtasis, la cocaína y el MDMA
Los expertos científicos que han analizado esta droga la sitúan entre la cocaína y el MDMA. Fue el Psychonaut Research Project, el organismo europeo encargado de investigar la aparición de nuevas sustancias, quien la investigó por primera vez en 2008. Analizaron una tableta de aspecto parecido al del éxtasis en Francia y dos años después fue clasificada como droga ilegal en Europa.
Los expertos concluyeron que la mefedrona es un estimulante que produce efectos similares a las anfetaminas, el éxtasis y la cocaína. Aunque todavía se desconoce bastante sobre su composición y posibles impactos, se ha establecido como una de las sustancias favoritas de consumo en fiestas y discotecas entre jóvenes de entre 16 y 30 años.
En la página web de la ONG Apoyo Positivo, cuentan que esta droga se puede ingerir, diluir en la mucosa anal o inyectar, pero destacan que la mayoría de los consumidores lo hacen esnifándola. De la misma forma, detallan que "la vía de administración sirve para intensificar más o menos los efectos o para llegar antes a los picos". Se trata de una sustancia recreativa y por eso las dosis habituales rondan los 150 mg por vía oral, y los 50 mg por vía intranasal. Esta cantidad permite la percepción de un incremento de energía, la sensación de estimulación, estado de alerta, euforia, locuacidad... Por este motivo algunas personas refieren a un efecto afrodisíaco o intensificador de las relaciones sexuales.
Afrodisíaca, adictiva y muy barata
Su fácil distribución y su bajo precio son otros de los factores que explican su popularidad entre los más jóvenes. En la calle, el gramo oscila entre los 25 y los 40 euros. Y en Internet puedes encontrarla como abono, fertilizante o aromatizante para plantas, pero no para consumo humano. Lo poco que se conoce sobre las posibles reacciones adversas es la coloración azulada o morada de los miembros, un posible estrechamiento de la aorta, sudoración abundante y taquicardia.
Además, la mefedrona provoca mucha sed y un intenso acaloramiento corporal. Por este motivo, los consumidores habituales recomiendan hidratarse con agua o refrescos (y sin alcohol), y descansar mientras se baila o se mantienen relaciones sexuales. En la ONG Apoyo Positivo alertan del peligro de mezclarla con otras drogas, ya que esto puede "causar reacciones impredecibles y hacer que te sientas absolutamente desinhibido, lo que te puede llevar a situaciones bastante incómodas". Además, es importante tener en cuenta que, según una investigación realizada en Reino Unido, uno de cada tres usuarios que la consumen presentan síntomas asociados a la dependencia.