El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, ha generado una fuerte controversia. Amado y odiado a partes iguales, se ha convertido en la cara visible de Moncloa y el centro de los ataques de la oposición, a pesar de que se trata de un cargo técnico sin adscripción política.
Quién diría que sus breves vacaciones en la costa portuguesa iban a terminar en la portada de un periódico. La imagen, criticada, se ha convertido en noticia a una persona que era anónima hace tan solo un año, lo que evidencia el papel protagonista que ha tenido durante esta crisis.
Al igual que sucede en la sociedad, entre el personal sanitario hay división de opiniones. Mientras que algunos aplauden su verbo calmado a la hora de comunicar a la población, además de la prudencia que ha actuado cuando nadie sabía nada sobre esta crisis (y que, en cierta medida, ha sido un punto negro en su gestión); otros se han mostrado muy críticos.
Así lo ha evidenciado el médico especialista en Medicina Intensiva en el Hospital de Torrejón de Ardoz, Gabriel Heras. El sanitario acaba de publicar el libro 'En primera línea' (Península, 2020) donde relata su experiencia en la pandemia desde uno de los centros santiarios desbordados por la crisis sanitaria.
Heras, en primera línea de batalla, ha criticado duramente al doctor Fernando Simón durante la pandemia. En una entrevista con Diario de Sevilla, sostiene que Simón, directamente, miente: "Fernando Simón es muy respetado por su currículum. Pero un día hizo unas declaraciones en las que dijo que cuando un profesional sanitario se contagiaba, se le hacía pruebas al resto. Eso es mentira. De hecho, yo puse un tuit diciendo que ya que no nos ayuda, que este señor no nos fastidie.Ese día dejó de ser médico para convertirse en político".
El especialista afirma que sus contacto con el presidente de la Sociedad Europea de Cuidados Intensivos, italiano, le permitía conocer un poco mejor la situación del coronavirus, puesto que el país transalpino "nos llevaba dos semanas de adelanto".
Esta información, junto al tipo de casos que estaba recibiendo en el hospital, le llevaron a vivir todos los eventos del 8 de marzo, desde el acto de VOX hasta la manifestación feminista, con gran angustia: "Nos dijimos madre mía. Y no sólo por el 8-M, sino por todas las aglomeraciones. Vox convocó un acto Vistalegre, los partidos de fútbol... Yo soy del Atlético de Madrid y mi equipo fue a Liverpool esa semana. A ese partido le han achacado 47 muertos. Cualquiera que haya fomentado esos actos multitudinarios se ha equivocado. Y me da igual la ideología, porque el coronavirus es tan democrático como la muerte. Te afecta igual sin distinguir lo que seas".
Heras también critica la falta de medios y la imposibilidad de pedir ayuda con la sanidad saturada. Precisamente, cuando Isabel Díaz Ayuso aseguraba que Madrid estaba en disposición de ayudar al resto de comunidades: "Yo estaba esperanzado con el mando único de Sanidad. O viene gente de fuera a ayudarnos con material o mandamos pacientes a otras comunidades. Nadie contestó a esa llamada. Y a mí me consta que varios jefes de servicio que son amigos se ofrecieron a mandar personal pero los consejeros de sus comunidades no les dejaron".
Todos los fallos que Fernando Simón habría cometido
Fernando Simón ha recibido todo tipo de críticas por haber tardado en reaccionar ante la pandemia. Algo que, en realidad, se puede extrapolar a prácticamente todos los países, porque el verdadero agujero de esta crisis sanitaria a nivel global ha sido catalogar al coronavirus, desde el comienzo, como un simple catarro.
Simón, de hecho, siguió en todo momento las recomendaciones internacionales, lo que le llevó a calificar al patógeno de "cuadro gripal" el pasado 27 de enero y, dos días después afirmar que no era excesivamente letal.
Sin embargo, el 31 de enero cometió uno de sus problemas más graves, a juicio de Gabriel Heras: "Parece que la epidemia tiene posibilidades de empezar a remitir. Nosotros creemos que España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado. Esperemos que no haya transmisión local. Si la hay, será transmisión muy limitada y muy controlada... Me sorprende este exceso de preocupación". Ese "exceso de preocupación" ha terminado con casi 30.000 muertos y 200.000 contagiados.