La obligatoriedad en el uso de mascarillas en lugares públicos ha dejado una cuestión en el aire. ¿Cómo se va a acudir a bares o restaurantes con una prenda que tapa nuestro rostro prácticamente por completo?
En principio, el decreto del Gobierno contempla este escenario como una de las excepciones al uso de mascarillas... pero si llegado el caso recitifica, hay un invento que promete mantenernos pegados a la terraza: una mascarilla con boca mecánica.
El invento ha sido diseñado por la startup israelí Avtipus Patents. Con ella, tanto la nariz como la boca quedan tapadas, el gesto básico para que una mascarilla sea eficaz a la hora de prevenir contagios... de nada vale dejarla colgada del mentón como tanto se ve ahora en las calles.
Sin embargo, tiene un truco. Se trata de una apertura similar al espacio de nuestros labios, que cuenta con un mecanismo de apertura en la parte media de la mascarilla, a la altura de la boca.
El espacio aparece normalmente cerrado, pero activando el mecanismo que podemos manejar desde nuestra mano, la apertura se abre automáticamente con el objetivo de permitir la introducción del alimento o la bebida.
Con este gesto, aseguran sus desarrolladores, se permite evitar al completo los contagios. El sistema llega incluso a detectar la salida del cubierto para cerrar cuanto antes la apertura.
Las intenciones: que la mascarilla formen parte de la 'nueva normalidad'
La idea de sus desarrolladores es que las mascarillas con boca mecánica puedan introducirse en la denominada como 'nueva normalidad' con un objetivo claro: conjugar la reactivación de toda la economía con el mínimo posible de contagios en un momento en el que se trabaja para lograr una nueva vacuna.
Sus creadores señalan que hay que accionar un mecanismo que se coloca en una de las manos para abrir la boca, aunque señalan que se trata todavía de un prototipo y que se pulirá el mecanismo.
El precio, eso sí, se espera accesible: un incremento de entre 0,80 céntimos y 2,60 euros sobre el precio de una mascarilla quirúrgica convencional. Con ello, dicen sus impulsores, esperan que se apueste por algo de protección adicional en el mundo de la hostelería durante la 'nueva normalidad'.
El invento espera implementarse en Israel, donde la hostelería todavía trabaja únicamente a domicilio, pero donde ya se preparan futuras aperturas ante la bajada en las estadísticas que se ha registrado durante los últimos días.