Marruecos ha autorizado las primeras licencias para el cultivo, comercialización y exportación de marihuana con finalidad terapéutica e industrial. La orden se ejecutó en octubre de 2022 y se trata del primer movimiento de un plan en el que contará con la colaboración de Israel.
Ambos países han normalizado sus relaciones después de firmar un acuerdo en diciembre de 2020 que les establecía como socios. Ahora, esta nueva legislación avanza en el papel de Marruecos como un país clave en el sector del cannabis terapéutico a nivel internacional.
El reino alauita aprobó en 2021 una ley para aprobar el uso legal de esta sustancia con objetivos medicinales, cosméticos e industriales. Las autoridades del país vecino enmarcaron la decisión en la necesidad de reducir los cultivos ilegales que se extienden por su territorio.
Para velar por su control, el Reino de Marruecos impulsó la Agencia Nacional de Regulación de las Actividades del Cannabis, que se encarga de la coordinación entre los sectores gubernamentales, instituciones públicas y socios nacionales e internacionales con el objetivo de desarrollar una cadena agrícola encargada de la gestión del cannabis en el territorio.
Un congreso
El impulso del cannabis en Marruecos es claro e incluso hay interés en atraer congresos. Entre ellos, se encuentra uno que se desarrollará en la ciudad de Tánger entre el 16 y 18 de noviembre, sobre cannabis terapéutico, que reunirá a los actores del sector, especialmente agricultores, médicos, cooperativas y farmacéuticos, así como consultores israelíes.
Casablanca también ha sido escenario de otro evento sobre cannabis. En concreto, el III Congreso Internacional sobre el uso terapéutico del cannabis. En ambos casos se ha contado con la presencia de Israel, que está participando como un socio estratégico de Marruecos, al que considera como socio potencial.
El país hebreo aprovecha la normalización de sus relaciones para desarrollar el sector del cannabis medicinal. Marruecos destaca por su clima y suelo, que favorecen el cultivo de esta planta, así como una mano de obra barata y cercanía con el mercado europeo.
Israel, por su parte, ofrece investigación, ingeniería genética, tecnología agrícola e informática; así como industria farmacéutica. Este país aprueba el uso del cannabis medicinal desde la década del 2000 y autorizó su exportación en 2019.