En desencuentro. Así ha quedado la reunión que la candidata del ultraderechista Frente Nacional, Marine le Pen, iba a mantener con el Gran Muftí del Líbano, la máxima autoridad suní del país.
Le Pen, que se encuentra en el país de Oriente Próximo en medio de una gira electoral internacional, ha rehusado el encuentro en el momento en el que le han entregado un pañuelo blanco para acceder al Dar al Fatua, residencia del jefe religioso. "Si la más alta autoridad suní del mundo no tiene que cumplir con esta exigenca, por lo tanto, no tengo ninguna razón de hacerlo. Pueden transmitirle mis respetos al Gran Muftí, pero no me cubriré", ha asegurado a los periodistas antes de abandonar el lugar de inmediato.
Le Pen ha querido hacer referencia a su reunión previa con el Gran Muftí de Egipto, Ahmed al-Tayeb, con quien pudo mantener un encuentro sin cubrir en ningún momento su cabello. "Ayer indiqué que no me pondría un velo -algo que el Gran Muftí ha negado-. No anularon la cita. Creí por tanto que aceptarían que no me pusiera un velo. Han intentado imponerme esto, ponerme ante un hecho consumado, pero a mí no se me pone ante un hecho consumado", ha asegurado.
Mientras tanto, le Pen defiende en Francia que los inmigrantes que se encuentren en el país respeten sin problema los valores y cultura francesa. ¿Es este un gesto a favor de la igualdad de las mujeres o una provocación?
La respuesta del Líbano
Los medios de comunicación del país árabe han calificado de prepotente e irrespetuosa la actitud de la aspirante a liderar Francia. Según han indicado, como norma todas las mujeres, aún no siendo musulmanas, deben usarlo cuando acuden a encuentros con altos jerarcas religiosos islámicos.
Por su parte, la máxima autoridad suní ha asegurado que se informó con anterioridad a la política francesa de la necesidad de portar un velo ante el Muftí por razones de protocolo, así como se mostró "sorprendido por este rechazo a adopar una norma bien conocida". Por ello, lamenta un comportamiento que ha calificado de "inadecuado".
También durante la visita, el presidente libanés, Saad Hariri, aprovechó para solicitar a la líder del Frente Nacional que cesase de asociar al Islam con el terrorismo y con todos los atentados que últimamente ha sufrido el país galo.
Diversidad de opiniones
El gesto de le Pen contrasta con el realizado por la ministra de Comercio sueca, Ann Linde, que a mediados de febrero acudió a una visita comercial en Irán con el pañuelo. Precisamente, Linde es una de las responsables de vigilar la agenda exterior feminista del Gobierno sueco.
Ella, por su parte, se defendió, asegurando que no veía "contradicción entre nuestra política de derechos humanos y la comercial". Sin embargo, su gesto no caló igual en la prensa del país nórdico, que calificó su gesto como una "ruina de la política exterior feminista". Es más, a periodista iraní, Masih Alinejad, calificó el gesto de la siguiente manera: "si son feministas y les preocupa la igualdad deberían retar la desigualdad en cualquier lugar".
Quien sí comulga con el gesto de le Pen es la ministra alemana de Defensa, Ursula von der Leyen. En su caso, durante una visita a Arabia Saudí rehusó de vestir la abaya -una tradicional túnica que cubre el cuerpo entero- porque "siempre he vestido pantalones", así como aseguró "yo no me cubro con velo". "respeto la cultura y las costumbres de los países a los que viajo y trato de adaptarme, pero en lo referente a la vestimenta hay un límite", aseguró.