Nada será igual en California desde que la campanadas de Nochevieja dieran paso al 2018. Con el nuevo año, se abrió en el Estado el comercio legal de marihuana, sumándose así a Colorado, Washington, Oregón, Nevada y Alaska en esta iniciativa por legalizar un mercado que aporta millones de dólares de beneficio.
California, primer estado que aprobó la venta de marihuana con fines terapéuticos allá en 1996, votó veinte años más tarde, en plena era Trump, la legalización del cannabis con fines recreativos para el 1 de enero de 2018.
La aprobación de esta ley en este Estado tan importante es, sin duda, un golpe de efecto para avanzar en la despenalización del consumo de esta sustancia en todo el país, uno de los principales objetivos del segundo mandato de Barack Obama.
Con la aplicación de esta norma, las administraciones locales esperan recaudar 7.200 millones de dólares a cuenta de los impuestos especiales, con unas tasas similares a las que cuenta el alcohol o el tabaco.
Por su parte, los sindicatos aseguran que la creación de una industria completamente desde cero ayudará a que el paro descienda de manera importante durante los años venideros. La venta de estos productos se realizará a más de 1.000 pies (305 metros) de parques públicos, guarderías y otras áreas consideradas como "sensibles".
Sin embargo, los detractores señalan que el consumo de marihuana normalizado puede suponer el aumento de trastornos psicológicos como la esquizofrenia o las adicciones. La marihuana, argumentan, no es una droga inocua y puede ser la vía de entrada a otras sustancias aún mucho más nocivas.
Una ley con muchas restricciones
No obstante, la controversia que ha generado esta medida entre políticos conservadores y organizaciones religiosas ha provocado que la ley vaya acompañada de numerosas regulaciones. La primera de ellas, la cifra tan baja de locales (alrededor de sesenta) donde se autoriza la compra de marihuana.
Además, dichos negocios se concentran en la Bahía de San Francisco, San Diego y Palm Springs, dejando fuera a muchas ciudades importantes como Los Ángeles. Sin embargo, se espera que el número de establecimientos aumente conforme pasen los años y se asiente la normativa.
Los negocios que sí han recibido el permiso para la venta legal de cannabis abrieron ya el día de Año Nuevo con largas colas. No pudieron comprar más, eso sí, de los 28'5 gramos estipulados como máximo por la ley. La venta no podrá realizarse, además, cerca de colegios, parques públicos y otras zonas catalogadas como "sensibles".
Por otra parte, el Estado ha aplicado un impuesto de 15% al producto, y los municipios pueden hacer lo propio, pero sólo hasta un 10%. Es esta, junto a la prohibición de la venta a menores de 21 años, las principales razones por las que se asegura que el mercado negro seguirá prosperando en California, donde se puede adquirir marihuana hasta un 70% más barato, según los pronósticos.
No obstante, la medida ha sido en general bien acogida, y ha impulsado a que otros estados como Maine y Massachusetts legalicen la venta recreativa de la marihuana a lo largo del 2018.
En España, la marihuana se considera todavía ilegal a nivel estatal, tanto con fines medicinales como recreativos, aunque en algunas Comunidades Autónomas ya se ha aprobado la legalización para el cannabis medicinal en sus territorios. Con la reciente aprobación para este fin en países como Alemania, Podemos o Ciudadanos ya han comentado en el Congreso su intención de fomentar la despenalización de la marihuana en todo el país.