El marido de la periodista Ana Rosa Quintana, el empresario Juan Muñoz Tamara, acusado en el juicio de la operación Tándem, ha admitido ante el tribunal de la Audiencia Nacional que le pagó 20.000 euros al ex comisario José Manuel Villarejo para extorsionar al abogado y ex juez Francisco Urquía, con el que su hermano, Fernando, mantenía un contencioso relativo a un procedimiento por fraude fiscal.
Los Muñoz Tamara, que ha llegado a un acuerdo provisional con la Fiscalía Anticorrupción para admitir los hechos a cambio de evitar su ingreso en prisión, han explicado los pormenores del encargo que hicieron al comisario, al que le entregaron el dinero en su despacho de la Torre Picasso de Madrid.
Un vídeo comprometido
Los hermanos han admitido que contrataron a Villarejo entre 2016 y 2017 para conseguir "información patrimonial" de Mateo Martín Navarro y de su abogado, el juez inhabilitado Javier de Urquía, para que el primero modificase su estrategia procesal en una causa en la que estaba acusado de delito fiscal junto con Fernando Muñoz.
El objetivo era que se "desmontase la falsa insolvencia" alegada por Martín Navarro en ese procedimiento y también se barajó "la posibilidad de obtener información del señor Urquía" para que dejase de ser su abogado, según ha declarado Fernando Muñoz.
El marido de la presentadora ha explicado que, "el conflicto era que Fernando y Mateo estaban acusados de un presunto delito fiscal desde 2008", quien ha proseguido explicando a los jueces de la Audiencia Nacional que, "Martín Navarro se declaró culpable y asumió toda la responsabilidad. Pero luego cambió de posición, se declaró insolvente y cambió de opinión sobre su culpabilidad, faltando a los acuerdos de atender solidariamente con Fernando la responsabilidad de aquellos hechos".
Juan Muñoz ha dicho que cuando se reunió con Villarejo, el excomisario les dijo que el exjuez era una persona con "debilidades", y que existía un "video grabado por el CNI". En cuanto al citado video, el marido de Quintanaa ha contado que "aparecían unas señoras que parecían prostitutas y drogas".
Ambos han negado conocer que las reuniones que se sucedieron en el despacho de Villarejo fueran grabadas por el comisario. "No podíamos ni imaginar que esas reuniones se estuvieran grabando. Los he escuchado (los audios) y recogen el contenido de las reuniones", ha admitido Juan Muñoz.