El avance de la vacunación parece que empieza a ver la luz tras más de un año de sombras encerrados en una pandemia que deja más de 80.000 muertos en España. El reciente anuncio del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que afirma "pronto" se dejará de usar la mascarilla en la calle, ha dejado una gran duda sobre cómo se abordaría una medida de estado características.
Margarita del Val, viróloga e inmunóloga del CSIC, tiene varios pronósticos: "Creo que se puede prescindir de la mascarilla en sitios muy concretos, como el campo o la playa, pero en ciudades yo lo veo muy complicado, ya que es muy difícil de controlar". En este sentido, pone un ejemplo que podría replicarse en nuestro país: "Se puede hacer como en Alemania, que impone la mascarilla en algunos sitios del centro".
La sensación de que hay más población protegida por las vacunas es el mayor reclamo para ir reduciendo las restricciones. Hay una cierta sensación de que las medidas carecen, poco a poco de sentido. Por ello, Del Val pide cautela a quienes hayan recibido ya las dosis: "Los vacunados están protegidos de los síntomas graves, pero no son seguros para sus contactos: todavía pueden desarrollar la infección y contagiar a algún contacto". Y añade: "Tenemos un serio riesgo de que nos estemos confiando excesivamente, es difícil cuantificarlo pero, desde luego, aquellos sin vacuna o sin pauta completa deben tener especial cuidado todavía".
Si algo hemos aprendido con esta pandemia, donde hemos vivido con varios picos de contagios que han sido fulminantes para la salud pública y la economía de la población, es que la relajación es el mayor enemigo. Margarita del Val cree que debemos aprender de la experiencia: "Hemos aprendido a no confiarnos nunca, porque este virus puede atacar de nuevo".
La vuelta definitiva de la vida normal: la fecha definitiva para decir adiós a la pandemia
Margarita del Val también se aventura a predecir cuando, probablemente, podría producirse la verdadera vuelta a la vida que teníamos antes de la actual crisis sanitaria: "Volveremos a la normalidad real cuando hayamos pasado un invierno bien, en el que veamos que eso está controlado", señala. Con esta premisa, añade: "Por tanto, podría ser a mediados de 2022 si todo sigue como hasta ahora. Hay que ver cómo evoluciona todo y estar muy atentos".
En cualquier caso, que vuelva la vida normal, no implica que el coronavirus vaya a pasar a la historia, porque Del Val avisa: "Este virus ha llegado para quedarse". Entre otros puntos destaca su gran capacidad de contagio y su salto a otros animales, como los visones.
Sin embargo, nuestra inmunidad será clave para aprender a convivir con él, como hacemos a diario con millones de bacterias y virus de todo tipo: "Cada exposición al virus reforzará la memoria inmunitaria", asegura la viróloga, que no ve necesario aplicar más dosis excepto a la población más vulnerable.
"No hay que tener miedo a la vacuna, sino a la Covid-19"
Margarita del Val también ha querido tranquilizar sobre los efectos de la vacuna y ha asegurado que, en realidad, "no hay que tenerle miedo, sino a la Covid-19". En este sentido, señala que los porcentajes de mortalidad todavía son muy altos con la enfermedad, que los efectos adversos de la inmunización se pueden controlar con un pinchazo y que nos encontramos ante las vacunas con el desarrollo más completo, las más seguras.
Sobre la posibilidad de combinar vacunas, como se ha planteado en el caso de AstraZeneca para evitar recibir una segunda dosis, Del Val se muestra rotundamente en contra: "No puedo recomendar que se crucen las vacunas, porque no hay evidencia de seguridad". Por ello, toda persona que haya recibido ya una dosis, recomienda, debería completar su pauta con el mismo tipo de vacuna, excepto si tuvo efectos adversos demasiado graves en la primera.
Sobre las investigaciones que afirman que el origen del coronavirus podría encontrarse, realmente, en un laboratorio chino, la virológa del CSIC cree que todo apunta realmente a un salto hacia los humanos en el que no intervino el hombre: "Lo más probable en el origen del coronavirus es que provenga de origen animal", apunta.
El uso que se dará en el futuro a las mascarillas y ayudas a la hostelería
Margarita del Val también apela a la concepción que quedará en el futuro sobre las mascarillas. Un elemento que en el pasado solo se utilizaba en zonas de Oriente y que ahora se comprende mucho mejor por parte de la sociedad: "Con el coronavirus ya hemos aprendido la utilidad de las mascarillas", señala.
Entre esas utilidades, Del Val apunta a utilizarlas puntualmente cuando experimentamos síntomas como un catarro, gripe, visitar a un familiar enfermo en el hospital, entrar en centros de salud o incluso entrar en un transporte público masificado. No habrá tanta presión social como ahora, pero sí será un acto voluntario hacia los demás y no será visto como un gesto extraño, como sucedía en el pasado.
Del Val pide valorar la calidad del aire como una de las revoluciones de este siglo, "no respirar aire que otros han respirado", al igual que rechazar que esté compuesto en gran medida por CO2. Lo mismo que sucedió con el agua residual en el siglo XIX, momento en el que se pudieron controlar grandes enfermedades como el cólera. Gracias a las medidas adoptadas este año, hemos evitado otras patologías como la gripe, que causan miles de muertos al año (15.000 solo en 2018).
De manera paralela y en relación con esta petición junto con la actual pandemia, Margarita del Val pide también un cambio de paradigma en el ocio. Por ejemplo, que las discotecas puedan adaptarse incorporando filtros que permitan renovar el aire rápidamente y ventilar siempre las salas. "Se debería subvencionar el acceso de filtros para la reapertura del ocio nocturno, con el daño económico que ya han sufrido sus dueños", indica.
Margarita del Val también ve algunos fallos en varias instituciones a la hora de afrontar la pandemia en España: "Que los datos se estén dando a nivel de PDF es un problema, ya no digo lo que hacen otras autonomías con los datos, que no se conozcan los factores de riesgo en los jóvenes es otro problema: son menos que los mayores, pero es necesario saberlo cuando van a tener una evolución grave. Los datos es una asignatura pendiente y es necesario un Centro de Control de Enfermedades, como ya existe en Europa, a imagen del americano"