Es la esclavitud del siglo XXI. Estamos hablando de la trata de personas, un problema que reduce a todo tipo de individuos al sometimiento a nivel laboral, personal y sexual. Son organizaciones que actúan al margen de las autoridades y que se aprovechan de la falta de concienciación general para actuar impunemente.
"La gente desconoce qué ocurre, pero está sucediendo en tu pueblo o en tu ciudad y cuenta con historias muy duras". Así lo considera Loida Muñoz, directora nacional de A21 (una de las organizaciones más importantes contra la trata de personas), en declaraciones a Los Replicantes. Porque, recalca, se trata de un problema con una incidencia considerable que ha convertido a España en el tercer país del ránking mundial de trata de personas.
Para luchar contra ello, la organización ha convocado diversas marchas a lo largo de toda España, que se celebrarán este sábado 20 de octubre y recorrerán las principales ciudades del país. Aquí podrá consultar la localización de todas estas marchas.
La lucha contra estas mafias se antoja complicada, aunque desde este colectivo exigen el fin de la situación de 'alegalidad' que ha convertido "este país en un paraíso para las mafias a la hora de actuar". Sin embargo, no podemos cargar todo el peso en las autoridades: "todos tenemos la posibilidad y responsabilidad de luchar contra la trata de personas allí donde podamos", defiende Loida.
Generalmente vinculamos esta problemática al mundo de la prostitución, aunque esta lacra se extiende a muchos ámbitos, sobre todo el laboral: "están siendo coaccionados, se encuentran dentro de redes criminales y aún no somos conscientes de ello", denuncia Loida.
Esa falta de concienciación general es el principal problema que enfrentan las víctimas de estas mafias, por lo que desde A21 piden acabar con los estereotipos: "las personas no actúan voluntariamente, no todas las personas ejercen la prostitución de manera libre, tal y como se piensa en muchas ocasiones", critica.
"No podemos olvidar que estamos ante un negocio de compra y venta de personas"
El nivel de sometimiento en estas personas alcanza niveles máximos. Tanto, que incluso se llega a deshumanizar a las propias víctimas: "las mafias se refieren a estas personas como 'carne fresca' y vuelcan todos sus esfuerzos en contar con el máximo número de personas posible, siempre hombres y mujeres jóvenes; o niños y niñas".
Para los responsables de estas organizaciones, el uso de seres humanos es, simplemente, una vía para amasar una buena cantidad de dinero. Y no tienen pudor en ocultarlo: "se trata de un negocio de compra y venta de personas para lucrarse", critica Loida.
Muchos de los responsables de la trata se están reinventando y se suman a un lucrativo 'negocio' que únicamente aumenta su incidencia: "los traficantes han pasado de vender droga a vender personas: la droga solo se vende una vez y se obtienen ganancias solo en una ocasión; mientras que las personas se pueden explotar repetidamente y obtener ingresos con gran frecuencia".
"Necesitamos una ley integral"
A pesar de que tenemos la responsabilidad de evitar la rentabilidad de este 'negocio', Loida reivindica una serie de medidas que serían efectivas para ayudar a las víctimas a luchar contra sus agresores: "necesitamos una ley integral contra la trata que proteja, que ayude económicamente, que imparta Justicia a las personas que sufren esta lacra. En definitiva, una ley que actúe de manera global".
En este sentido, el Gobierno está dando pasos para elaborar el marco legal necesario, aunque no se realizará de manera inmediata, por lo que las mafias continuarán actuando con mayor flexibilidad.Por ello, el colectivo A21 considera que la sensibilización es fundamental: "Es muy importante, todos podemos aportar algo, como ciudadanos debemos mirar este problema y pedir Justicia ante lo que está sucediendo".
Una lacra que está ocurriendo al lado de nuestras casas, en nuestro entorno y sin que seamos plenamente conscientes. Por ello, destacan la necesidad de aumentar la lucha contra este problema y presionar para que las autoridades actúen de manera definitiva. Y con un único fin: terminar con la esclavitud del siglo XXI.