La salida abrupta de Manuel Valls de Ciudadanos no supondrá el abandono de la política para quien llegó a ostentar la cúpula del gobierno francés. A pesar de que su carrera en el país vecino parece haber terminado, España se ha convertido en todo un ámbito de oportunidades para quien intentó liderar la socialdemocracia francesa.
La relación de Valls con Ciudadanos ya llevaba tiempo rota, prácticamente desde la fotografía de Colón en el que PP, VOX y los naranjas escenificaron el 'uno y trino' de la derecha. A pesar de que fue nombrado como candidato con el objetivo de escenificar las ambiciones europeístas de Rivera, Valls no supo o no pudo tejer una buena red de alianzas con la que sostenerse cuando llegaran 'los malos tiempos'.
Así sucede ahora. Muchos en el partido le reprochan el desembolso de más de un millón de euros en su campaña con la que finalmente ha cosechado seis concejales. Y su nulo interés a la hora de someterse a la disciplina de partido, esa que jamás hubiera permitido convertir a Ada Colau en alcaldesa.
En los últimos meses, Valls ni siquiera hablaba con la persona con la que había mostrado mayor afinidad dentro del partido, la líder catalana Inés Arrimadas. Tampoco con su hombre fuerte, Carlos Carrizosa. No había contacto.
La separación alcanzó su cúlmen cuando el secretario general José Manuel Villegas cogió un AVE y comió con él en Barcelona el pasado miércoles 5 de junio, según desvela El Confidencial.
"Una estrategia para llegar a la política nacional de la mano del PSOE"
Muchos en Ciudadanos creen que Manuel Valls se prepara para dar el salto a la política nacional de la mano del PSOE de Pedro Sánchez. No sería un movimiento inédito: los naranjas llevaron en su lista al exsocialista Celestino Corbacho y Sánchez ha hecho lo propio con una exUPyD, Irene Lozano.
Manuel Valls tiene uan clara fortaleza: ha frustrado las intenciones del independentismo en Barcelona, lo ha hecho pactando con quienes piensan diferente y se ha alejado de miembros de Ciudadanos alejados del catalanismo moderado.
Ese catalanismo moderado que, tras la deriva del PDeCAT, se encuentra más huérfano que nunca. Un caladero en el que todos quieren pescar, incluidos el PSC o la líder independentista Marta Pascal, que prepara una lista propia. Y ahora, con todo el bagaje que el exprimer ministro francés ha acumulado en este periplo en España, tiene muchas papeletas para hacerse un hueco de 'lujo' en este sector.
El Manuel Valls de la actualidad, dique frente a la ultraderecha y el independentismo, fotografía portátil de la 'derechización' de Ciudadanos, es la mejor baza para Pedro Sánchez.
Algunos comentan que el candidato permanecerá un año como edil en Barcelona, celebrará tranquilamente su boda en septiembre con Susana Gallardo y, con todo atado, se lanzará a la política nacional. Deberá hacerlo rápido: las elecciones catalanas se prevén para el próximo otoño y no le convendría mantenerse en unas fechas tan señaladas en un segundo plano y como líder de una lista municipal sin anclajes sólidos a nivel nacional.