Si sois mujeres y practicáis el ciberactivismo, tratando de formar a la mayor cantidad posible de compañeras, sin duda ya sabréis lo complicado que es el ciberacoso. Ya conoceréis de sobra lo que es tener cientos de interacciones en Twitter acusándoos de no promover la igualdad, sino el "feminazismo" o "hembrismo", esos términos que solo los machistas blanden como si de una espada se tratara.
El ciberactivismo se ha convertido en una herramienta fundamental de lucha contra el machismo, porque gracias a él se pueden visibilizar situaciones que, de otra forma, continuarían pasando desapercibidas. Permite, además, que muchas mujeres conozcan desde sus propias casas lo que es el feminismo, que vayan descubriendo nuevas lecturas feministas y, sobre todo, que se identifiquen a sí mismas como el género oprimido.
Y el grupo #AkelarreCiberfeminista está haciendo mucho bien en este aspecto, recorriendo los locales de Madrid y organizándose de forma interna para tratar de paliar este ciberacoso que muchas feministas sufren. Su lema es el empoderamiento 2.0, la sororidad viral, la lucha feminista independientemente del medio que se utilice o de las herramientas de las que se valgan; y lo mismo vale una manifestación en la calle que un hashtag masivo en Twitter. Saben de sobra que, en ocasiones, las redes sociales ayudan incluso más que las manifestaciones a pie de calle; porque los tiempos cambian, y también deben cambiar las formas de actuar.
Con tal de combatir este ciberacoso machista, desde #AkelarreCiberfeminista han decidido lanzar un kit, un manual, para combatirlo abiertamente.
Un kit muy necesario a día de hoy
En esta página web podréis encontrar el kit del que desde #AkelarreCiberfeminista se muestran orgullosas, y no es para menos. Es ahí donde han publicado la parte más técnica del asunto, donde se trata todo lo relacionado con la seguridad de los datos privados en las redes sociales. Se enfoca sobre todo a Twitter, que es la red social donde más abiertamente se practica el ciberactivismo feminista y, sobre todo, donde más hostilidad hay. Esto puede deberse a que es muy fácil crear cuentas falsas, anónimas, sin necesidad de dar ningún dato real.
Gracias a este manual, cualquier mujer que quiera practicar el ciberactivismo tendrá acceso a toda la información necesaria para mantener su cuenta en el mayor anonimato posible. Por ejemplo, conocerá qué servidores debe utilizar para que no almacenen datos sobre su ubicación o su persona, correos electrónicos que puedan ser seguros, qué contraseñas son realmente seguras... Hay mujeres que, por practicar el ciberfeminismo, son insultadas, vejadas, difamadas e incluso amenazadas diariamente. La famosa Barbijaputa solo es un ejemplo de ello, por ejemplo.
Desde #AkelarreCiberfeminista son conocedoras de esta situación, porque muchas lo han padecido directamente en sus carnes. El ciberacoso también es un tipo de acoso, porque las redes sociales son una forma más de comunicarnos y relacionarnos con nuestro entorno; despersonalizarlas, hablar de lo que en ellas sucede como si fuera ajeno a nuestra persona real, es una forma de engañarnos. Obviamente, a todos nos afecta que se nos juzgue, se nos critique y, sobre todo, se nos amenace. Nuestra estabilidad mental puede flaquear en esos momentos, si nos sentimos acosados por un centenar de personas a las que no conocemos de nada, y que aseguran conocer dónde vivimos.
Virginia Díez, una conocida activista feminista, cree que lo que debemos hacer es "tomar conciencia de que las herramientas tecnológicas que usamos no son seguras, así que tenemos que buscar alternativas". Creemos que Twitter protege nuestros datos a la perfección, pero nada más lejos de la realidad. Para solucionar esto, lo que el grupo ha hecho ha sido diseñar bots para, de esta forma, responder a los ataques machistas que las ciberactivistas reciben día tras día. De esta forma, el agresor recibirá cientos de respuestas sin que haya realmente una persona implicada detrás. Una de las pruebas que hicieron fue diseñar un bot capaz de contestar usando frases del discurso de Clara Campoamor a favor del voto femenino; otro de los bots era capaz de repetir discursos de Virginia Woolf, y así sucesivamente. No es algo que las feministas hayan diseñado o creado, sino que es una forma de actuar que ya tenían algunos grupos antes.
Las mujeres que practican el ciberactivismo son constantemente atacadas por sus ideas, amenazadas día tras día, con el objetivo de que cesen de hacer ciberactivismo. Barbijaputa ha llegado a recibir vídeos de hombres que se grababan con un cuchillo y la amenazaban de muerte, insultos hacia su familia y hacia ella misma, amenazas muy explícitas sobre violaciones... Alicia Murillo, actriz, cantante y feminista, ha llegado a recibir llamadas telefónicas con amenazas de muerte.
Y como Murillo, hay decenas más famosas, y cientos (o miles) menos conocidas. El ciberacoso también es una forma de machismo, pese a que tratemos de ocultarlo, o lo menospreciemos, hablando de lo virtual como algo menos importante. Así que ya sabéis, si estáis siendo víctimas de ciberacoso, tenéis a vuestra disposición un manual para poder batallar contra él.