El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, sufrió el ataque de un grupo ultraderechista junto a dos de sus compañeros en marzo de 1998, cuando este era estudiante en la Universidad Complutense de Madrid. Entre los jóvenes del grupo ultra que cometió la agresión se encontraba Kiko Méndez Monasterio, asesor y mano derecha del líder de VOX, Santiago Abascal.
El ataque se produjo durante la etapa universitaria del ahora líder de Podemos, que por aquel entonces pertenecía a la Unión de Estudiantes Progresistas y de Izquierdas. El grupo decidió retirar un cartel de las instalaciones en el que se podía leer "Gracias Pinochet por los 25 años de paz y justicia" argumentando que el escrito no aparecía firmado por ninguna asociación estudiantil y que contradecía "los principios democráticos y de libertad".
Como represalia por la retirada del cartel, Méndez Monasterio llevó a cabo una brutal agresión en la que propinó "golpes y patadas" a Pablo Iglesias y otros dos estudiantes de los que no se conoce su identidad. Pero no lo hizo solo, sino que le acompañó Marcos Calero, compañero de asociación e igualmente ultraderechista.
Miembro de una organización neonazi
Según apunta el propio Iglesias, ambos agresores habrían sido miembros de una organización neonazi muy cercana a Alianza por la Unidad Nacional, la formación liderada por el falangista Ricardo Sáenz de Ynestrillas. Los dos fueron, además, condenados por el juzgado de instrucción número 8 de Plaza de Castilla como responsables de dos faltas de lesiones y amenazas y fueron condenados a indemnizar a Pablo Iglesias y sus compañeros.
La agresión ultraderechista ha salido a la luz 21 años después, y el líder de la formación morada ha querido pronunciarse ante los medios para confirmar los hechos y señalar que cree en la "reinserción" del político. "Este señor perteneció a una organización de neonazis, ahora está con Santiago Abascal en VOX. Pero yo creo en la reinserción", ha asegurado en 'Espejo Público'.
Por su parte, el asesor de Abascal y las fuentes oficiales de VOX se niegan a ofrecer declaraciones sobre los hechos y aún no han tomado medidas, a pesar de que la formación de extrema derecha se comprometió a expulsar a los condenados por agresiones o maltrato.