Tras la moda de colocarse toda una dentadura en las uñas, llega su versión más bizarra: instalarse toda la cubertería en mitad de la mano. La mejor forma de ilustrar vuestras uñas. Si no nos creéis, mirad esta imagen y soñad:
La idea es completamente original, aunque imaginad cómo os pasearíais por la calle con un tenedor, un cuchillo y una cuchara pegados a nuestras uñas. Completamente indicado para acudir a una cena con los mismísimos reyes de España.
Lo cierto es que la moda de la manicura está proliferando a lo largo y ancho del país. No obstante, los centros en los que se ofrece todo tipo de artes, cada vez más originales, se extienden y atraen a múltiples clientes que quieren contar con todo tipo de diseños originales.
El problema de todo ello es que, a pesar del impacto visual que nos deja, quizás tengamos algo completamente inútil. Porque, seamos sinceros. ¿Para qué c*** queremos pegar la cubertería de casa a nuestras manos? Todo parece más incómodo que visual, aunque los likes de Instagram están completamente asegurados.
Un trabajo complicado
Las uñas acrílicas, como se conoce a este tipo de prácticas, cuentan con serios inconvenientes, sobre todo, para las personas que diariamente han de trabajar en estos centros.
El uso continuado de productos químicos, altamente irritantes, puede generar quemaduras, ya que la precisión es una de las máximas que se necesitan en este tipo de artes.
Por otro lado, el simple hecho de estar ocho horas seguidas, puede derivar en problemas de visión o daños en tendones y musculatura. Por ello, debemos valorar un trabajo muy sacrificado y que, al igual que en otras profesiones como la hostelería, se encuentra muy poco valorado.
